Lo esencial desatendido
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Poner la mirada atenta en Abba, Yeshua, Ruaj.
Es la atención existencial. La ocupación esencial. En todo momento tomar conciencia de su presencia. No quedarse en la periferia, en la superficie, en la epidermis del acontecimiento sino, siempre penetrar con mirada de fe, hasta el amor del Donador
Supremo, actuante en cada criatura.
Esa es la realidad auténtica, más allá del informe limitado de los sentidos con su reducida área de captación. Es útil la mirada microscópica y telescópica pero ha de ser completada por la mirada de profundidad. Sólo ella capta el espíritu que está soplando donde quiere. Es un don que hay que pedir con humildad. “Gracias, Señor, por tu presencia salvadora en cada instante de la vida”.
El hombre está hecho para Dios. Es la persona humana como la llave para una única cerradura. Sin el conocimiento y el amor de Dios el hombre está desconectado, enloquecido, dislocado, ciego y aturdido. Sin identidad, perdido, sin rumbo, atraído por lo transitorio, ignorante de los bienes eternos, atrapado en lo provisional y olvidado de lo definitivo.
Cuando Dios se dirige a Abraham le dice: “Yo soy Dios Todopoderoso (poderoso en todo), camina en mi presencia y sé íntegro, perfecto”. La vida es un caminar, se dan pasos sucesivos, se avanza hacia una meta. Pero no hay soledad sino compañía.
“Camina en mi presencia”. Se requiere un tomar conciencia, una atención a la presencia salvadora de Dios que camina con nosotros y en nosotros, siempre presente y actuante. La congruencia dinámica con esa presencia es lo que da la integridad de la conducta y la perfección de las obras.
Se requiere vivir humildemente en su presencia, tratando de agradarle en todo, envueltos en su gloria, en unión con él, reconociendo su amor constante en nuestras vidas. Su presencia es amorosa, tierna, paternal, solícita, providente, generosa.
Basta la percepción para descubrir esa presencia en sus dones, sus regalos, sus caricias, su abrazo existencial. Parece decirnos el Dios invisible, “aquí estoy”, “te amo”. Cada instante es una prueba de amor incondicional. En él nos movemos y somos. Él está aquí y ahora, dando el ser a todo lo que nos rodea. Da la gota de sangre para la palpitación y el soplo de aire para la respiración con su poder, sabiduría y amor.
Hay una divina providencia que cuida el avance existencial humano. Hay un solo mandato, una única directiva como rayo de luz que podrá formar un arco iris: permanecer en el amor universal. Al Creador y a todas sus criaturas. Esa es la obediencia que corresponde a la providencia y genera una plenitud de vida gozosa y fecunda.
Se sufre hoy por el incumplimiento del mandato. Eso lleva a envidiar y codiciar, a agredir, a matar y a destruir. Se padecen la inseguridad y la desconfianza. Se pierden paz y felicidad. Sólo es carencia de amor al Creador y a sus criaturas. Lo urgente y lo importante han hecho olvidar lo esencial… Vida sin amor universal deshumaniza con anticultura de muerte. Se requiere camino para no perderse, verdad para no engañarse y vida para cancelar suicidio y homicidio y darle al dinamismo existencial su destino de trascendencia…