Los bancos y el Síndrome de Estocolmo
COMPARTIR
TEMAS
Seguimos un poco sorprendidos y no nos hemos podido adaptar a la nueva realidad política que vive el País. Esperar que el status quo se mantenga es ser ilusos. En cierta medida es entendible estar un poco confundido ya que el gobierno entrante ni ha tomado posesión y por otro lado no estamos muy claros qué debemos esperar. De entrada las formas son distintas, se percibe poca coordinación en la comunicación del mensaje y es común que tengan que salir a corregir o explicar lo que dijeron o quisieron decir (tal vez recuerden los años de Fox y cómo su vocero tenía la imposible tarea de explicar “lo que Chente quiso decir”).
Esta semana hubo un nuevo tema que se propagó en redes sociales y que nos dice mucho sobre cómo los dos Méxicos seguirán desconectados y sin capacidad de entenderse. El grupo parlamentario de Morena en el Senado, dirigido por el senador Ricardo Monreal, presentó, sin mucho aviso ni tacto, una iniciativa de ley para eliminar las comisiones que cobran los bancos (unos 100 mil millones de pesos al año) por conceptos como consulta de saldo en cajero, solicitar un estado de cuenta de meses anteriores o por impresión de movimientos. El fondo parece razonable, la forma, un desastre, pero lo que más me llama la atención es que inmediatamente y sin pensar mucho, saltan a defender a la banca los ciudadanos usuarios de sus servicios que pagan muchas de esas comisiones. Se ofenden porque el nuevo gobierno pretende bajar los costos de un sector monopólico de la industria. Vamos, es como si hace 20 años nos hubiéramos opuesto a que iniciativas de ley bajaran las tarifas de Telmex. Y en general, quienes defienden a los bancos son los mismos que tienden a usar el #MeDuelesMéxico. Es una muestra de libro de texto del “Síndrome de Estocolmo”, que desarrollan los rehenes mientras están secuestrados.
La bolsa cayó el día del anuncio, arrastrada por la caída en el precio de acciones de bancos. No es para menos, si éstos no pudieran cobrar esas comisiones perderían alrededor del 30 por ciento de sus utilidades. Y aquí es donde está el primer problema. Si una ley como esa se aprobara, los bancos, sector oligopólico que actúa como cártel, tendrían distintas formas de compensar total o parcialmente ese impacto simplemente porque pueden. Lo que debería preocupar a los bancos es que esa reforma no sea la primera sino la punta del iceberg. Es por todos sabido que la banca en México cuesta mucho y hace poco, en gran parte por falta de competencia real. Es aquí donde podemos expandir el tema sobre el sistema bancario como parte fundamental para que México pueda crecer más.
De acuerdo con un estudio de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI / http://www.anei.org.mx), el sistema financiero en México representa menos del 30 por ciento del PIB, comparado con el 80 por ciento en Chile y el 115 por ciento en EU, pero su rentabilidad es de las mayores del mundo ya que por años ha sido un sector protegido por Hacienda y Banxico. No sólo cobran altas comisiones sino que sus créditos sobre nómina, tarjeta de crédito o hipotecarios tienen tasas exorbitantes (hasta 50 por ciento para el primero, 80 por ciento en tarjetas y 13 por ciento en hipotecario; tres a cuatro veces más que en EU). Por otro lado, no tienen incentivos para prestar más a emprendedores ya que tienen un negocio muy sencillo y de bajo riesgo con el gobierno; alrededor del 39 por ciento de sus activos están dedicados a préstamos de gobierno (por ejemplo, Coahuila tiene una deuda de 36 mil millones y ha pagado, según su secretario de Finanzas, 16 mil millones en intereses desde 2011).
En resumen, esperemos que las formas y el fondo de los cambios que quiere implementar el nuevo gobierno sean más serias y procuremos los ciudadanos no ser víctimas del Síndrome de Estocolmo. Mientras, exigir a la banca que sea relevante y no solamente rentista.
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com