Los buitres del COVID-19
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En tiempos de guerra, a los saqueadores los mandan al paredón o al cadalso. Juicios sumarios para quienes hacen rapiña aprovechándose de situaciones apremiantes en beneficio de ellos y en perjuicio de gente en desgracia. Son peor que buitres y así los tratan los militares.
Les platico: Muchos países viven economías de guerra debido a la pandemia. Solo en México, según datos del INEGI, desde que rige la emergencia sanitaria, entre 10 y 12 millones de mexicanos sufren pobreza alimentaria.
Según datos del mismo organismo, que crucé con información del IMSS y Coparmex, más de 12 millones de personas han perdido su empleo.
La Canirac -cámara que agrupa a los restauranteros del País- informa que más de la mitad de los negocios que pararon debido a la pandemia, ya no van a abrir.
Las filas para dar de baja empresas ante el SAT le dan la vuelta a la cuadra de muchas de sus oficinas y las citas para cancelar las firmas electrónicas de los negocios se consiguen hasta dentro de un mes, si bien les va.
Aunque más del 70% de las empresas mexicanas no han despedido a su personal, van a tener que recortar prestaciones y otros beneficios económicos para sus plantillas laborales, porque si no lo hacen, adiós Nicanor.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, en México no se ha instrumentado nada parecido a los seguros de desempleo ni las empresas han recibido el más mínimo apoyo para posponer -no condonar- el pago de las obligaciones fiscales.
“Nos están dejando morir”, me dijo el pequeño empresario Miguel Angel Arroyo, propietario de un taller de torno en Monterrey, con una planta laboral de 22 empleados, a los que les ha estado pagando su sueldo desde hace dos meses, sin que le permitan abrir su negocio.
“El gobierno nos abandonó a nuestra suerte”, me dijo Fermín Martínez, mesero de uno de los restaurantes insignia de San Pedro Garza García, cuando sus patrones les comunicaron a él y a sus 17 compañeros, que solo podrán pagarles el sueldo base de la primera quincena de junio que hoy se cumple, porque los ahorros del negocio de un año se esfumaron en dos mees y medio.
Resumen, México vive una economía de guerra y en éste escenario, vean ustedes lo que está pasando en Nuevo León:
El pasado 5 de mayo, Ana Cecilia Maldonado llevó a su mamá Brígida Martínez -que viven en General Terán, NL, el mismo poblado donde la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero tiene su rancho- a la clínica privada La Carlota, de Montemorelos.
La mujer de más de 80 años padece diabetes y ese día presentaba un cuadro que previamente le había sido diagnosticado como complicaciones urinarias”.
La atendió el médico José Luis Sánchez Silva, quien le ofreció a Ana Cecilia $50,000 para que le permitiera inscribir a la anciana como paciente del COVID-19, “al fin y al cabo a su mamá ya no le están trabajando los riñones ni los pulmones.”
“Es mejor que ya se la entreguen a Dios, hagan de cuenta que ya no sirve”, les dijo el facultativo.
Los familiares de doña Brígida no aceptaron. La llevaron al Hospital de Montemorelos, donde le aplicaron la prueba del COVID-19, que salió negativa. Estuvo internada seis días y hoy convalece satisfactoriamente en su casa.
¿Por qué pretendió eso el doctor Sánchez Silva? La regidora de General Terán, de nombre Rosa de León García, explicó que el gobierno federal aporta recursos a los hospitales para que atiendan a pacientes del virus.
“Ya salió el peine”, interviene la irreverente de mi Gaby.
Y para darle contexto a este caso, se acaba de saber que el gobierno de El Bronco Rodríguez aumentó de $1,050 a $1,300 millones de pesos en menos de 15 días, sus gastos para supuestamente atender la pandemia.
Se trata de compras sin concurso, puras asignaciones directas para favorecer a proveedores amigos o para hacer jugadas que hacen pensar en actos de corrupción, según Daniel Butruille, que dirige la organización Ciudadanos contra la Corrupción y colega mío en varios medios donde ambos escribimos.
El portal del gobierno de NL no presenta costos ni volúmenes y los datos de los proveedores beneficiados son muy ambiguos.
CAJÓN DE SASTRE
“Son buitres, y ojalá que el Bronco aplicara para sí, para sus corruptos colaboradores y los oportunistas como el doctorcito ese de General Terán, lo que propuso en su alucinada campaña presidencial, de cortarles las manos a los rateros.
Digo, si esto sucediera, saldrían de gane, porque los militares en una economía de guerra, los hubieran fusilado o ahorcado”, dice de nuevo la irreverente de mi Gaby, ya de regreso de su refugio en SAT.
placido.garza@gmail.com