Los días ‘sin’
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LA PRESENCIA DE AUSENCIAS
Todos estábamos muy acostumbrados a los días “con”.
Sobre todos los capitalinos que encontraban en su diario trayecto manifestaciones aquí y allá, un día sí y otro también. Y eran días “con hombres”, “días con mujeres”, “con trabajadores”, “con maestros”, “con campesinos”, “con jóvenes”... con, siempre con. Ahora se habla de un “día sin”. Sin mujeres. Dicen que no estarán en las calles, ni en las tiendas, ni en las plazas, ni en los salones de belleza, ni en las escuelas, ni tampoco en los centros de trabajo: fábricas, empresas, oficinas... un día desaparecidas. Que todo mundo se pregunte “¿dónde están?”. Que todo mundo las extrañe. Que sientan su ausencia. Que se dejen de ganar millones de dinero por haberse ellas esfumado.
Unas están asustadas, otras indignadas, otras afligidas, algunas hartas, aquellas esperanzadas. Es una manifestación de “no estar ahí” “de no hacer” “de no colaborar”. Y es que no ven un día sin crímenes. Sin atentados contra la vida humana. Las más lúcidas se dan cuenta de que ese grito silencioso y esa presencia multitudinaria de su “no estar” es una protesta poderosa. No sólo porque las están matando a ellas sino porque no se respeta ninguna vida. Muchas mujeres mandan a matar a sus niñas que se preparaban para nacer. Hay autoviudas y uxoricidas. Muchos hombres matan a inocentes indefensos sin cumplir su juramento de siempre servir y curar la vida humana.
Y muchos matan a familiares. Y ya es habitual el suprimir vidas de adversarios, de competidores, de servidores públicos y gente que se presenta como una víctima sin injerencia, sólo por andar por ahí. Tanta gente sepultada en fosas clandestinas en todo el territorio nacional da la impresión que ya se vale lo que era prohibido y sancionado. No es sólo la fémina eliminada con crueldad. Es el sacrilegio de no respetar la vida. Por eso muchos piensan que también vendrán “días sin hombres”. Ya unos hablan de un “día sin médicos”, ya hay días “sin universitarios”, y así puede venir la tentación de “no estar” si ya se vale matar. Sabiamente el Creador dio ese quinto mandamiento: “No matarás”, para que todos los humanos que viven no fueran ya Caín que mató a su hermano Abel.
EL CO(BRA)VID(AS) 19
Parece que ya llegó. La monarquía virulenta del virus coronado ya se presenta en cercanía amenazante, cercado ahora y aislado, inmóvil y controlado. Atentos los equipos sanitarios para detectar a tiempo otros “caballos de Troya” que hay colados. No hay vacuna todavía. Toda la defensa es precaución y detección oportuna y certera.
EMIGRANTES INMIGRADOS
Antes eran los que iban y ahora son los que devuelven. El derecho de emigrar se enfrentó con el derecho de filtrar. Atrajo el sueño norteño y ahora se empuja hacia la pesadilla sureña. Las ayudas se dan ahora a emigrantes que ahora son inmigrados. Sigue el muro para que todo trabajador entre por la puerta. Se atenta contra la esperanza porque ambos países y ambos congresos no han alcanzado esa postmodernidad de humanizar la migración con leyes justas e inteligentes... Pero la esperanza parece una llama que no la apaga ni un huracán...