Los disfraces del tiempo. Hoy día nueve, ninguna se mueve
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Con ella cerca, mis semanas se convierten en días; éstos en horas, que se me vuelven minutos y los cuales vuelan cual si fueran segundos. Entonces, el tiempo viaja a la velocidad de la luz teniéndola a mi lado.
Y cuando está lejos sucede lo contrario: el tiempo no transcurre, casi se detiene: Los segundos son de 60 minutos; las horas tienen 7 días y éstos, cuatro semanas cada uno. A esto yo le llamo, los disfraces del tiempo y así defino lo que es el amor.
Les platico: Lo que amas vuela en su estar contigo y lo que no, se arrastra eternizándose a tu lado.
Lo que amas es una permanencia que se vuelve fugaz en tu vida, cuando quisieras que fuera infinito.
Lo que no, se adhiere a ti deseando tú que la luz -o la oscuridad- del otro mundo que algunos han visto al final del túnel cuando se mueren y regresan, la cogiera de una vez por todas y para siempre. Esto es, que se apagara.
Lo que amas es una colmena pletórica de miel de unas abejas que dan su vida para que tú disfrutes la tuya al lado de quien le da sentido a tu existencia.
Lo que no, es un botija repleta de hiel de un hígado moribundo cuando tú te mueras también con quien se adueña sin sentido de tu existencia.
Lo que amas es una cumbre que se abre sin pedir licencia ante tus atónicos ojos al amanecer de un nuevo día y también en el atardecer de uno que se va.
Lo que no, es un abismo que se atraviesa sin permiso en tu camino y que te sale de repente después de estar embozado entre los ruidos que te aturden de día y también en la noche.
Lo que amas es un libro cuyas páginas hojeas regresando una y otra vez a letras que quisieras se volvieran eternas en tu sensibilidad y entendimiento.
Lo que no, es aquello que lees a zancadas, porque apenas tocas el principio y ya quieres que llegue su final y te da pena soltarlo a la mitad, aunque bien harías si lo hicieras.
Lo que amas está en unos ojos cuya profundidad no alcanzas a ver del todo y se vuelven ante los tuyos en un universo de infinitos y emocionantes descubrimientos de los que te nutres para alimentar las aventuras de tu vida.
Lo que no, es la superficialidad de un charco donde se reflejan las pupilas de quien ve sin ver y elude tu mirada temiendo que descubras la insoportable levedad de su ser.
Lo que amas se acomoda con una perfección inaudita en tus manos y tu alma cual si fueran ambos dos piezas de un rompecabezas que se arma en un santiamén.
Lo que no, se retuerce al contacto tuyo y no hay poder humano -ni sobre humano- capaz de hacer que embonen dos elementos que terminan perdidos en el tablero, uno distante del otro un universo.
Lo que amas son kilómetros que quisieras se volvieran metros; éstos, centímetros, éstos otros, milímetros y los últimos, micras, en la distancia que a veces les separan a uno del otro.
Lo que no, son micras que ojalá se convirtieran en milímetros, que a su vez ansías se tornen en centímetros, luego en metros y finalmente en kilómetros o mejor aún, en leguas, que amplíen la tierra de por medio entre los dos.
Lo que amas es tener un espacio vital que mides por micras para que su cercanía sea tal que casi se funda contigo.
Lo que no, es un espacio vital que quisieras fuera de kilómetros -o leguas- para que su lejanía fuera de un orden planetario.
Lo que amas es un café que hierve en tus manos y tu lengua cuando te es servido en una taza que dibuja sola al movimiento, corazones al cernirse crema dentro de ella.
Lo que no, es otro café que de tan frío, fragiliza tus manos y se vuelve indigno de ser tocado por tu boca y menos aún cuando la crema que le ciernes se granula y no disuelve por más meneos que lo menees.
Lo que amas es un viaje juntos que no quieres que termine porque cada día suceden cosas que emocionan más allá de los sentidos terrenales.
Lo que no, es otro viaje que no querías que ocurriera porque apenas inicia, ya quisieras que acabara.
Lo que amas es un libro que comienzas a leer por gusto a paso lento, paladeando cada letra y atesorando expresiones que van a formar parte de tu ir y venir por esta vida.
Lo que no, es algo que te dan a leer por el deber y quieres correrlo de tan insustancial que por sí solo resulta y sobre lo que dice quisieras aplicar una especie de amnesia selectiva, porque recordarlo sería un vituperio.
Lo que amas es un bocado que masticas 65 veces para deleitarte en su sabor y su fragancia antes de entregarlo delicada y suavemente a tus intestinos para que cumplan el sagrado proceso de la alimentación.
Lo que no, es atragantarte y deglutir el bolo con apenas 20 ó 30 masticadas para congestionar a tus tripas más delante, y convertir el “comer” en un sacrílego “tragar” que hará crujir tus adentros con estrepitosos estertores allá afuera.
Lo que amas es ritual.
Lo que no, se queda en vil rutina.
Lo que amas es un crucero que quisieras que tuviera cien bajadas a tierra y otras tantas veces a bordo regresaras.
Lo que no, es ir en un barco y en la primera bajada quedarte en tierra firme tú quisieras.
Lo que amas es una llamada al ser amado que quisieras la pila del teléfono extinguiera.
Lo que no, es descargado el celular estuviera a su llamada tú deseas.
Lo que amas va a quedarse en casa hoy y de sus quehaceres en franca solidaridad seguro tú te encargas.
Lo que no, en franco desafío al golpe de Estado femenino que hoy se para, las “armas” del trabajo, del estudio o del pretexto a mansalva va a disparar para llevarle la contra al movimiento y seguirle la corriente al presidente.
CAJÓN DE SASTRE
Lo que yo amo se queda hoy en casa porque las mujeres les enseñan así a los hombres que ellas solas pueden parar a todo México cuando en verdad se lo proponen.
Lo que no, hoy le va a dar rienda suelta a sus arengas en las redes, en los medios, en las calles, en las tiendas, conduciendo y exhibiendo su rebeldía antisolidaria al gremio al que ellas mismas pertenecen.
Lo que amo no se mueve en éste nueve para demostrarle al mundo que las mexicanas asesinadas no van a llegar hoy a sus trabajos, a sus clases ni a las escuelas por sus hijos.
No van a hacer el súper ni ir al cine ni al café ni a la merienda. No van a visitar a sus familiares, no van a salir a pasear o a hacer ejercicio.
No van a enviar ni a contestar ningún correo ni ningún mensaje en redes o en wattsapp. No van a contestar ni a hacer llamadas por teléfono, porque simplemente, las mujeres asesinadas YA NO ESTÁN.
Y lo que no amo es aquello que quiso apropiarse convenencieramente de un movimiento que nunca fue en contra del presidente, sino a favor de una lucha que en éste día no tiene para nada el tinte de un asueto.
Hoy no escribe la irreverente de mi Gaby, porque en éste día nueve, ella no se mueve.