Los intereses sobre el agua
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En el mercado empresarial lo que importan son las utilidades, siempre las utilidades, aunque a partir del año 2000 se ha multiplicado el paradigma de la responsabilidad social empresarial, pero la verdad pareciera ser que en la medida que las empresas son más turbias buscan obtener los más altos distintivos posibles en materia de responsabilidad social para justificar su voracidad, para maquillar sus verdaderas intenciones.
Las empresas refresqueras no se salvan de lo anterior porque el hábito de tomar gaseosas con grandes cantidades de azúcar genera una problemática de salud en sus consumidores, quienes llegan a padecer enfermedades crónicas asociadas a la obesidad, lo que los lleva a la improductividad y a representar al sistema de salud mexicano grandes costos y, finalmente, a la muerte, pero eso sí, hay que seguir la recomendación de una de las refresqueras: “coma frutas y verduras”. Esto es para reírse…
Sumado a lo anterior existe un pecado de origen y es que para producir refrescos se requieren de grandes cantidades de agua y entonces las empresas refresqueras, también las cerveceras, dejando a un lado todo tipo de ética, asaltan las fuentes de mantos freáticos agotando este recurso en donde existe, para hacer morir a las comunidades que inicialmente poseían el recurso volviéndose las regiones risueñas en un conjunto de pueblos fantasmas. ¿Cuántas muertes deben algunas empresas cuyo principal insumo es el agua? ¿Cuánto daño han causado al patrimonio cultural y natural de comunidades?
Me parece algo inmoral que las empresas refresqueras en este tiempo de gran escasez de agua potable y de crisis hídrica, sigan agotando las fuentes de agua existentes.
Muchas personas desconocen la problemática que una buena parte de la humanidad padece en relación a la escasez de agua dulce. Hay países sin agua potable y otros que comparten una cuenca hídrica con naciones enemigas, lo que complica su consumo.
En nuestro País hay regiones como la Comarca Lagunera que sufren de un alto estrés hídrico gracias a la sobreexplotación por décadas del vital líquido para la producción de lácteos; los laguneros, particularmente quienes viven en la ciudad de Torreón, consumen agua con grandes cantidades de arsénico.
Estuve el 6 de marzo de 2019 en una reunión convocada por el Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (CESPEDES) en el Club Industrial de la Ciudad de México, cuyo principal propósito fue escuchar a Víctor Lichtinger, presidente de la Comisión Consultiva del Agua del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). El economista quien fuera titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en los tiempos del impredecible presidente Vicente Fox, habló de la necesidad de impulsar un pacto social sobre el agua para encarar la crisis en este tema. Subrayó hasta el cansancio que el sector privado debe hacerse más presente para evitar que actores sociales y entes económicos de poco peso, antagonistas a los empresarios, se involucren en las decisiones del agua.
Expresó Lichtinger: “vamos mal en el tema del agua, cada vez hay menos, más contaminada y con mayor sobre explotación. Hay personas muy radicales que aseguran que la inversión privada en el agua ha sido un fracaso”.
Para el sector privado es fundamental no perder sus concesiones de agua, pero el asunto es que se requiere de una justicia hídrica fundamentada en el derecho al agua de los seres humanos. ¿Cómo se distribuirá el agua? El agua es centralmente para uso humano y deberá ser sustantiva su gestión ambiental: debemos reciclarla para que se multiplique.