Los número gatellianos, ¿qué tan ciertos son los datos oficiales del subsecretario de Salud?
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En momentos trágicos los números no importan. Ocurre cuando enferma de gravedad un familiar: el dinero –inflado– por médicos u hospitales es ignorado. Igual sucede cuando muere un ser querido: el costo –aumentado– del funeral por las casas funerarias es irrelevante.
Hoy, con la pandemia a cuestas y la tragedia a la vuelta de la esquina, poca atención prestamos a los números oficiales. Por tres razones: quedaron sepultados y descreídos por la información –de todo tipo– enviada a través de las redes sociales; fueron atravesados por mensajes contradictorios entre el “abrácense” de AMLO y “la sana distancia” de Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, y terminaron por ser secundarios ante la urgencia colectiva de sobrevivir esta contingencia.
¿Qué tan ciertos son los datos oficiales que López-Gatell, atildado, académico (y bien parecido, según las revistas del corazón), reporta cada noche a la audiencia nacional? No tanto. Porque su objetivo no es científico sino político. Él pretende justificar, mediante elementos racionales y científicos, la irresponsabilidad política de su jefe Andrés Manuel López Obrador ante la pandemia y la nación.
López-Gatell parte de tres premisas que erosionan las bases de sus modelos explicatorios: existe un subregistro de contagios de COVID-19. México es uno de los países que menos pruebas de contagio ha realizado. Incluso, previo y durante la primera etapa, las autoridades federales prohibieron su implementación.
Si existe un subregistro de contagios; ¿cómo saber el número exacto de personas contagiadas o fallecidas por el COVID-19? Peor aún, ¿cómo discernir si las personas muertas por neumonía atípica o problemas respiratorios no fallecieron en realidad por el virus? Es imposible. Para cerrar la pinza –del ocultamiento de las cifras reales, por razones políticas– sólo es justificable un acta de defunción por COVID-19; si la persona fue detectada oficialmente como contagiada. Pero, como hay un subregistro de contagios, es también imposible saber el dato real.
El académico y doctor, Arturo Erdely, especialista en Matemáticas, Actuaría y Estadística, cuestiona las explicaciones “científicas” de López-Gatell. Lo hace con datos oficiales porque, Erdely sostiene, el subsecretario “mezcla datos de fechas y marcos de referencia distintos, sin justificación ni explicación alguna”.
Desde el 27 de febrero de 2020 autoridades de Salud reportan y actualizan el total de casos confirmados y defunciones por COVID-19. Pasaron del contagio importado al método Centinela para contabilizar el contagio local y por “dispersión comunitaria”.
Bajo ese modelo, López-Gatell presentó el 8 de abril los datos del cierre de la semana epidemiológica 13 (22 al 28 marzo): el total estimado de infectados por el virus fue de 26 mil 519 personas. Para el 28 de marzo las mismas autoridades de salud reportaron 848 casos confirmados. En este caso “el factor que relaciona casos confirmados con casos estimados es de 31.2724 ya que 31.2724 x 848= 26519”.
Pero, ¡abracadabra! López-Gatell y su equipo “decidieron dividir los 26 mil 519 casos estimados al 28 de marzo entre ¡los 3 mil 181 casos confirmados del 8 de abril! Esto da un factor de 26519 ÷ 3181 = 8.3367, dando la falsa impresión de que la realidad del contagio es tan sólo 8.3 veces lo que se tiene en casos confirmados, cuando en realidad, de acuerdo con los propios datos oficiales, es de 31.3 veces”.
Lo mismo ocurre con la tasa de letalidad –proporción entre fallecimientos confirmados por COVID-19 respecto a los confirmados–. En varias ocasiones, López-Gatell ha manipulado dos tasas de letalidad para “crear la falsa idea de que México está muy por debajo de la letalidad mundial”.
Finalmente, el mismo subsecretario ha jugado con la tasa de incidencia “al utilizar los casos confirmados o estimados según convenga para que la tasa en cuestión se vea mejor”.
En síntesis: López-Gatell utiliza un método Centinela –con subregistro de contagiados– para manipular mediática y políticamente la expansión geográfica del contagio y las tasas de incidencia y letalidad.
Nadie se fija en los números; la supervivencia es primero, mientras la tragedia acecha. AMLO sólo se carcajea.
@Canekvin