Los recursos son de los mexicanos…
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Mucho se ha hablado en los últimos días del rompimiento del pacto federal, vinculado al reclamo de los gobernadores de diez entidades federativas al Presidente de la República por su reiterada negativa al diálogo sobre los recursos que por ley corresponden a los estados y que el gobierno federal está obligado a entregarles. Ayer ya dijo Andrés Manuel López Obrador que sí habrá encuentro, aunque no dijo cuándo. México es un país en el que se centraliza el reparto de recursos federales a las entidades federativas...
Me voy a permitir, antes de continuar con el tema, hacer algunas puntualizaciones de manera sucinta sobre lo que es el Estado federal y los alcances que tiene esta forma de estado. En nuestro país queda establecida en el artículo 40 de la Constitución de la República. ¿Cuáles son sus características?: un territorio propio, constituido como unidad por la suma de los estados miembros; una población que está sujeta a dos tipos de normas, las locales y las federales; hay una sola soberanía, es decir, el poder supremo es del Estado federal, los estados miembros participan de ese poder, pero solo en el ámbito y espacio específico de su circunscripción y en las materias y calidades que la Constitución les otorga; verbi gratia, las leyes hechas por el Congreso de Coahuila solo tienen aplicación en Coahuila y hay materias sobre las que no pueden legislar, como es el caso de minería e hidrocarburos, facultad exclusiva del Congreso de la Unión; asimismo, en el plano internacional la representación la tiene el Estado federal, y el Poder Legislativo recae en dos cámaras, la de Diputados y la Senadores, en las que la población por un lado y la entidad federativa por el otro, tienen representación. Romper el pacto federal significaría finiquitar todo esto. Lo que están pidiendo es replantear el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, reconsiderar la extinción de los 109 fideicomisos y ponderar un cambio de ruta en la estrategia federal contra la pandemia del COVID-19. Han sido enfáticos en declarar que ya “es hora de respetar el espíritu republicano, federalista y democrático”, que infortunadamente no comparte el titular del Ejecutivo, atendiendo a lo que muestra en sus desplantes cargados de burla y arrogancia.
Los gobiernos y las burocracias públicas distribuyen los recursos del Estado partiendo de tres principios básicos: justicia, necesidad y equidad. Por lo general los gobiernos centrales asignan los recursos públicos partiendo de fórmulas que intentan estimar el gasto necesario para solventar las necesidades de regiones con diferentes grados de desarrollo. Los gobernadores han dicho que existe una “exacerbada visión centralista que borra las agendas locales”, que se trata de un movimiento para defender su dignidad “ante el demérito, ataque y confiscación” de lo que les pertenece.
“La nueva realidad económica demanda un nuevo arreglo financiero, fiscal, de promoción y competitividad. La situación de los estados es insostenible y está incubando una crisis nacional”, escribieron por su parte los gobernadores panistas aliancistas, en su cuenta oficial de Twitter. Y esto es innegable, aunque el titular de la SHCP, Arturo Herrera Gutiérrez, revire diciendo que el acuerdo fiscal haya sido producto de la reforma fiscal de 2007, impulsada por Felipe Calderón. Los tiempos cambian y la normatividad jurídica debe responder, incluso prever, antes de que se produzcan. Los gobernadores de Colima, Durango y Aguascalientes destacaron que la eliminación de fondos y las reducciones presupuestales, van a afectar a su población. El presidente López Obrador tiene que aprender a trabajar sin distinciones partidistas, como lo invitó a hacerlo Diego Sinhue, el gobernador de Guanajuato. Por el bien de México, nada más.
Cerrarse al diálogo no se vale, no es propio de un Jefe de Estado, y sobre todo de un país en el que no obstante compartir territorio, tradiciones, historia, lengua, religión…etc., anidan diferentes Méxicos.