Los retos de moda
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El año pasado vivimos unos meses de una gran preocupación por nuestros hijos adolescentes ante la moda de la Ballena Azul. Eran 50 retos que el adolescente necesitaba realizar y subir las pruebas a sus redes sociales hasta cumplir el último, que era el suicidio.
Los retos entre los adolescentes no es nada nuevo, ya desde los años ochenta existía el juego entre los jóvenes llamado “choking” o ahorcamiento. Consistía en ahorcar con las manos a un amigo hasta que el otro perdía el conocimiento. Hubo varias muertes como consecuencia de este reto. Después hubo otros como “surfear” arriba del carro en movimiento, hielo con sal que producía quemaduras hasta de primer grado, tomar vodka a través del ojo o morder e ingerir pastillas de detergente. Hoy nos enfrentamos a un nuevo reto que le llaman “Kiki Challenge” o “La Chona”, que consiste en bailar y grabarse mientras el carro está en movimiento y sin conductor. Esto ha ocasionado caídas y accidentes viales. En Estados Unidos está surgiendo un nuevo reto que consiste en hervir agua y arrojarla por encima de la cabeza a un amigo. La mayoría de ellos han sido atendidos en salas de emergencia por la gravedad de las quemaduras. Mi pregunta es: ¿por qué un adolescente y joven arriesga de este modo su vida? ¿Saben las consecuencias de estos retos? Mi respuesta es: “claro que las saben”. Entonces, surge otra pregunta ¿por qué lo hacen? Esta respuesta es un poco complicada porque las causas son multifactoriales. Sin embargo, nos enfrentamos a una generación que el reconocimiento y la admiración de los demás son esenciales en su formación de la autoestima y validación de personalidad. “Ser popular” es quizás uno de los valores más importantes de nuestros adolescentes, y realizarán actividades extremas para obtener su aceptación y el mayor número de likes.
Papás, los invito a tener una mayor presencia con nuestros hijos. Es fundamental acompañarlos cada momento, saber cómo perciben y valoran su mundo y ayudarles a tomar buenas decisiones a pesar de la presión de grupo y redes sociales tengan. La soledad es uno de los factores más importantes que detonan la dependencia hacia los demás. Un chico que tenga vacíos emocionales en su familia tratará de compensarlos a través del reconocimiento social, sin importar sus consecuencias, hasta la misma muerte. El doctor Guy Goodwin, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, afirma que el lóbulo frontal es el responsable del control de impulsos y no es hasta los 25 años que hay plena madurez para el desarrollo de la autorregulación. En nuestro libro “Homo Sapiens pero Brutus” definimos la inteligencia frontal como el área más importante del cerebro que toma buenas decisiones y busca el bienestar en nuestra vida. Desafortunadamente, cuando el adolescente se enfrenta a la presión de cumplir ciertos retos, su cerebro no tiene la suficiente habilidad de controlar o inhibir los impulsos destructivos. Los padres tenemos una gran responsabilidad en vigilar y supervisarlos para evitar trágicos desenlaces.
@JesusAmayaGuerr