Médicos: ¿héroes o villanos en plena pandemia del COVID-19?

Gracias por leerme. Buenos y hartos y variados comentarios me han llegado por los textos aquí editados donde los protagonistas han sido los galenos. Comentarios y protagonismo para bien y para mal. Nunca serán todos unos santos, nunca serán ellos del todo unos demonios. Pero lo dejo de nuevo en letra redonda: cuando su servidor iba a consultar y fui operado dos ocasiones en el IMSS, fui bien atendido y no hubo complicación alguna. La cosa es que eso fue hace un chingazo de años atrás, justo cuando yo era un mozuelo de 19-20 años. Cuando iba a consulta, pues era por motivos leves: alguna infección estomacal que no se quería aliviar del todo, alguna gripe emperrada y con cierre total de garganta y temperatura (pues sí, los síntomas iníciales de lo ahora es tan temido, el virus chino que luego se convierte en neumonía). Lo repito: siempre fui bien atendido. 

No a todos los humanos les ha ido como a mí, excelente. Las carencias en el IMSS y en el ISSSTE son brutales y enseñan las costuras de un sistema de salud colapsado y siempre en bancarrota. La crisis por el coronavirus vino a enseñar el tamaño de nuestro rezago en dicha materia. Como en todas las áreas del quehacer humano en México, seamos francos. Si a lo anterior agregamos el discurso de odio, resentimiento y división el cual sigue sembrando Andrés Manuel López Obrador, presidente de Morena que no de todos los mexicanos, el coctel explosivo como siempre, ya está servido y agitado.

Con su habitual perorata de resentimiento y señalando al enemigo invisible número uno de México, el neoliberalismo, el presidente López Obrador enderezó sus dardos envenenados en contra de los abnegados médicos. El viernes 8 de mayo dijo en su habitual homilía cotidiana que los médicos “en el periodo neoliberal fueron mercantilistas”. Leña al fuego de la división. Es fecha que no se apaga. Los reclamos no se hicieron esperar. Tal vez por todo esto y su pésimo manejo de la situación del país, sus bonos como los de Morena donde él es su Santo tutelar y dueño, han caído estrepitosamente. Según la encuesta de El Financiero de la capital de México, entre enero y marzo, la preferencia electoral por Morena cayó del 28 al 15%. Situación que deben de aprovechar agrupaciones políticas como el PAN, MC o el PRI con miras a arrebatar escaños de diputados en la próxima contienda electoral ya en puerta (2021). Con un Congreso equilibrado, AMLO señor lector, no puede hacerse cacique ni Rey perpetuo. Ojo.

¿Héroes o villanos los médicos y enfermeras de los servicios de salud? La alerta médica sigue en rojo. Esto del virus de ojos rasgados va para largo. Pero, lo que no se entiende es por qué siguen los contagios masivos. No en la taberna donde se chocan generosos tarros de cerveza y licor, no hay contagios en el restaurante donde va uno a brindar y comer para celebrar el oro de la vida; los contagios masivos y brutales se dan… en el IMSS y en el ISSSTE.

ESQUINA-BAJAN

¿Por qué el gran Jean-Baptiste Poquelin, sí, Molière (Siglo XVII) no quería a los galenos y si les tenía enorme tirria, por qué le molestan tanto los médicos? Si usted revisa someramente su teatro, tan vigente en el siglo XVII como hoy, una gran parte de sus obras giran en torno a una crítica no velada, sino abierta y directa en contra de los médicos y de su “conocimiento”. Ejemplo de ello son sus obras: “El enfermo imaginario”, el texto el cual abordamos en columna pasada, “El médico a palos”, “El amor médico”, “El médico volador”, “El doctor amoroso”, “Los tres doctores rivales” y otras.

He leído tres de ellas. En éstas, la crítica es feroz hacia los galenos. No les deja hueso sano. En “El médico a palos”, su protagonista, Sganaralle (por lo demás, un impostor de médico, pero sin ninguna diferencia con alguno real), es un paria, un borrachín, sí; pero el tipo cita a Aristóteles a Cicerón a Horacio y da lección en latín (el origen de la caligrafía ilegible de los médicos en sus recetas. De hecho, de aquí parte el origen de esta leyenda, en esta obra de Molière) con lo cual desarma a sus pacientes.

En la escena VI, el médico a palos, Sganarelle dice un aforismo implacable cuando el padre (Geronte) de la hija a la cual va a tratar, Lucinda, le espeta que no quiere que su retoño muera. Este revira en el acto: “No debe morirse sin que se lo mande el médico”. Los contagios en los institutos de salud de México siguen constantes. No hay protocolos ni sentido común al atender a pacientes. Todo es materia inflamable. En Chihuahua, de acuerdo con su Secretaría de Salud, hay 216 casos de COVID-19 en su personal médico (las cifras varían diariamente, claro y desgraciadamente, se aceleran abultando la cifra). Contagiados hay 77 médicos, 118 enfermeras y 21 trabajadores de diversas áreas. Infección masiva y voraz.

Ahora bien, ellos no son culpables de que sus patrones (Andrés Manuel López Obrador, Zoé Robledo, Javier “El tibio” Guerrero, ya contagiados estos dos; entre otros de la cadena de mando) no los hayan dotado de los insumos y material adecuados. AMLO ha dicho (ilegalmente) que funcionarios donen su salario y renuncien a su aguinaldo para comprar todo lo necesario y dotar de insumos a los hospitales y sanatorios del IMSS e ISSSTE de México. Arrebatarle al funcionario su salario digno, cuando Pemex perdió por su necedad de “sacarla adelante”, 562 mil millones de pesos (primer trimestre de este año). En cristiano es lo siguiente: tres meses de pérdidas de PemexX, es el dinero equivalente a cuatro años del presupuesto de la Secretaría de Salud.

LETRAS MINÚSCULAS

Más de 20% de los infectados en México por COVID-19 (más de 21 mil al día de hoy), son humanos, trabajadores del sector salud de México. Incluida la enfermera María del Carmen Galeana, la cual… se suicidó.