Mejores licencias: ¿equivale a mejores conductores?
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Más importante que contar con una sofisticada base de datos es que nadie tenga autorización para ponerse al volante si no demuestra contar con los conocimientos y habilidades para hacerlo
El Gobierno del Estado ha anunciado la incorporación de nuevas medidas de seguridad en el proceso de elaboración de dos documentos relacionados con el tránsito vial: las licencias de conducir y las placas de identificación de los automóviles.
En el primero de los casos, se adelantó que las nuevas licencias que se tramiten en Coahuila –a partir de octubre próximo– contarán con medidas biométricas como la captura del iris y de las diez huellas dactilares, además de que el documento contará con un chip de radiofrecuencia.
Por lo que hace a las placas la identidad para automóviles, estas serían elaboradas con tecnología que permita detectar si están siendo utilizadas en un vehículo distinto a aquel para el cual fueron originalmente expedidas.
La nuevas incorporaciones tecnológicas mejorarán, esencialmente, la calidad de las bases de datos con las cuales cuenta el Gobierno de Coahuila y que podrán ser utilizadas, en caso necesario, para la investigación de delitos de alto impacto en los cuales se encuentre involucrado un vehículo registrado o un conductor que cuente con una licencia expedida en la entidad.
Sin duda el de la seguridad es un rubro relevante al cual debe prestársele atención y las bases de datos de vehículos y automovilistas pueden ser un instrumento importante para la investigación y resolución de hechos delictivos ocurridos en el territorio estatal.
Sin embargo, habría que preguntarse si son los aspectos relacionados con la investigación criminal los que deberían ubicarse en el primer lugar de nuestras preocupaciones al momento de realizar inversiones para modernizar la elaboración de las licencias de conducir y las placas de circulación.
Y la pregunta que debe hacerse para dilucidar esta cuestión es muy simple: ¿cuántos vehículos registrados en Coahuila se ven involucrados anualmente en la comisión de un delito de alto impacto y cuántos participan en accidentes ocasionados por una persona que no sabe conducir pero a la cual se le expidió una licencia de manejo?
VANGUARDIA ha documentado en múltiples ocasiones cómo la expedición de licencias de manejo es una tarea que se realiza sin rigor alguno, y eso se traduce en que una gran cantidad de personas cuenten con “autorización oficial” para colocarse detrás de un volante a pesar de carecer de los conocimientos mínimos para ello.
Incorporar elementos biométricos a las licencias de conducir no es un despropósito, desde luego, pero más importante que contar con una sofisticada base de datos es que nadie tenga autorización para ponerse al volante de un vehículo si no demuestra previamente contar con los conocimientos y habilidades para hacerlo.
Y si respecto a esto último no existe un compromiso por parte de las autoridades estatales, las licencias de conducir podrán contar con la captura del iris, de las diez huellas digitales de las personas y hasta con su ADN, pero eso servirá de poco o nada para evitar que un peatón, que otro conductor o que el propio portador de la licencia se vea involucrado en un accidente fatal o que le deje secuelas permanentes.
Tener licencias “sofisticadas” no está de más. Pero antes que documentos creados con alta tecnología, necesitamos conductores absolutamente capaces de realizar su tarea detrás del volante.