Mentiras, política y carbón
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La semana pasada estuvo harto entretenida en materia de carbón. Se dijeron muchas cosas, suficientes para armar una novela de ciencia ficción. Mis favoritas fueron las propaladas por “intelectuales” que suelen pontificar desde sus escritorios en Ciudad de México. Ellos nos aleccionaron acerca de este mineral; también existe este tipo de opinólogos entre nosotros. Comentaré en este espacio sólo unas cuantas, aunque la novela es extensa.
1. Primero comento sobre los “Superverdes” que desgarraron sus vestiduras ante el anuncio de que CFE compraría 360 mil toneladas de carbón que luego resultaron sólo 330 mil. La compra fue anunciada como medida de emergencia en apoyo social a la Carbonífera. Estos “Superverdes” estuvieron muy callados cuando CFE compraba anualmente 3.3 millones de toneladas de carbón a los pequeños productores, aparte de las 6 millones de toneladas que adquirían a la gran industria minera. Eso sucedió en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Es de llamar la atención que Calderón es uno de los más firmes opositores a la compra recientemente anunciada. No dice que su gobierno se distinguió por comprar mucho carbón, y olvida decir que subió el precio para beneficiar a pequeños y medianos productores. Lo sé de primera mano, ahí estuve.
Pero eso no es todo. Importa recordar que durante su gobierno su compadre Guillermo Anaya acudió a otro compadre – el recién salido de prisión, Guillermo Padrés – para constituir una promotora minera en Sonora, donde gobernaba Padrés, para esquivar la tranza de la promotora minera de Coahuila que controlaban los hermanos Moreira.
Todo ese montaje para apoyar, desde el Gobierno y desde la CFE, la primera campaña electoral de Memo Anaya por la gubernatura de Coahuila. Hoy, Calderón se desgarra las vestiduras por los daños al medio ambiente, pero durante su gobierno no vimos ningún programa de reconversión ambiental para la Carbonífera.
2. Después me ocupo de los paladines de la honestidad y sus desgarradoras denuncias de corrupción, en boca de quienes nada dijeron cuando algunos nos atrevimos a denunciar las fechorías de Javier Villarreal en el Gobierno de Coahuila. Callaron porque todavía reinaba la abundancia y no querían descobijarse.
El senador Armando Guadiana fue el más atacado por éstos durante la semana, lo acusaron de conflicto de interés por ser legislador y empresario minero. Podrá estarse o no de acuerdo con el senador o con su Partido, cada quien está en su derecho de pensar con libertad, vivimos en democracia; pero resulta deleznable y ruin, acusarle una y otra vez sin que exista una sola prueba de que vende carbón a CFE. Guadiana lo aclaró una y otra vez durante la semana: las empresas del senador NO venden carbón a CFE desde 2016, cuando el gobierno de Peña Nieto le cerró la llave de manera definitiva en represalia porque atacó a su compadre el gobernador de Coahuila Rubén Moreira.
Las empresas de Guadiana venden carbón a la industria acerera. Sólo Joaquín López-Doriga le permitió defenderse en un espacio de cobertura similar al medio que lo atacó. El propio Reforma reconoció este hecho, pero lo interpretó de manera discutible, dijo que si bien el senador no vende carbón a CFE, no puede evitarse señalar un “potencial” conflicto de interés. ¡Cómo cambia la historia!, sabemos que en este mundo de fake news es difícil pedir honestidad, pero toda acusación sin prueba es difamación, especialmente en política. Recordemos, cuando Guadiana dejó su zona de confort empresarial para denunciar la corrupción en Coahuila, muchos de sus detractores callaban; desde el Presidente hasta los opinólogos y políticos locales.
3. Por último, la gran ausente, la región carbonífera de Coahuila. De su carbón subsisten decenas de miles de familias, es su bendición porque es su única oportunidad de subsistir, es y ha sido también su maldición durante décadas. En 1951, mi abuelo Julio, obrero minero y miles de trabajadores marcharon a la capital de la República en demanda de mejores condiciones salariales. Nadie los atendió, recibieron el mismo trato que hoy les dispensan los “intelectuales” que se llenan la boca pontificando sobre lo que conviene o no conviene nuestra región. “Déjese de vender carbón”, sentencian con soberbia, ignorando que detrás de esas compra-ventas existen seres humanos de carne, hueso y alma que viven de ello.
Concluyo. Si tanto quieren cambiar la región y sepultar al carbón, empiecen por conocer la zona para saber de qué hablan. Los países que apostaron a la reconversión energética, como Alemania, hicieron un plan de largo plazo, un cambio paulatino que incluye la reconversión sustentable de la región y la migración paulatina a otras actividades de trabajadores y productores. No hacerlo así es irreal, ficticio y demagógico. Hillary Clinton visitó un estado carbonífero y vaticinó el fin de una era contaminante sin proponer nada a cambio. Los estados productores de carbón votaron abrumadoramente por Donald Trump, actual Presidente de los Estados Unidos.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez