Mirador 08/03/2019
COMPARTIR
TEMAS
Siempre te recuerdo, Terry, amado perro mío.
Aunque te hayas ido estás aquí. Vuelves a ser en mi memoria aquel que fuiste. Otra vez eres el inquieto cachorrillo; el perro joven que escapaba de la casa para aspirar los aromas de la vida; el anciano perro que dormía a mis pies mientras yo te miraba, temeroso de que no fueras ya a despertar.
A veces te sueño, Terry. Vas conmigo por la vereda que sube a la montaña. Esperas tras la ventana de la calle a que llegue el último de mis hijos para luego irte a dormir. En los días de invierno, cuando se va la tarde, cuando la noche viene, me acompañas junto a la chimenea cuando bebo mi té de yerbanís…
Se va la tarde ya, mi Terry.
La noche ya se acerca.
Espérame tras tu ventana.
Caminemos por esa vereda que tú conoces ya y yo no conozco todavía. Acompáñame, perro amigo.
Acompáñame siempre.
¡Hasta mañana!...