Mirador 12/04/18
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Estamos en la cocina del Potrero. Hemos gozado el más sabroso guiso de la tierra, la riquísima fritada de cabrito que con manos de reina hace mi esposa. Viene el postre de frutas.
Uno de mis nietos les pregunta a los demás:
—¿Cuál es tu fruta favorita?
Uno dice que el mango.
Otro que la piña.
Éste se inclina por el durazno.
Aquél por la fresa.
Mi nieta dice —¡Dios me valga!— que su fruta predilecta es la manzana.
El viejo cuidador del rancho ha oído en silencio la conversación. Yo le pregunto:
—Y para usted, don Abundio, ¿cuál es la mejor fruta?
Responde sin pensar:
—La que en este momento me estoy comiendo.
Una respuesta así no necesita pensarse. También es la mejor.
¡Hasta mañana!...