Mirador 17/05/2021
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Hoy es el día de san Pascual Bailón, patrono celestial de guisanderos.
A mí no se me da el arte de hacer la comida –cultivo más bien el de comer-, pero mi esposa, mi hija y mis tres hijos varones son supereminentes cocineros, y cuando van a preparar algún condumio les sugiero que reciten la oración del santo: “San Pascual, san Pascualito, mi santo Pascual Bailón, voy a hacer este guisito, y tú ponle la sazón”.
Hay quienes piensan que San Pascual se nombra así, Bailón, porque cuando pasaba en su convento frente a la imagen de la Virgen lo poseía una especie de arrebato místico que lo hacía dar saltos y giros como de danza o baile. La verdad es que Bailón –Baylón, escriben algunos- era su apellido, común en Torrehermosa, su pueblo de Sigüenza, en la frontera entra Castilla y Aragón.
La Virgen sonreía al mirar las piruetas de Pascual, y él se extasiaba con la sonrisa de la Señora. Yo sonrío al ver a mi señora en la cocina, y si no pirueteo como el santo es sólo por razón de edad.
¡Hasta mañana!...
