Mirador 17/06/20
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Llegó cuando no la esperaba y me dijo sin más:
—No soy odiosa.
Seguramente observó mi desconcierto, pues precisó en seguida:
—Siempre se ha dicho que todas las comparaciones son odiosas. Yo soy comparación, y sin embargo no creo ser odiosa.
Recordé el dicho según el cual “Cuando a dos se les compara uno de los dos repara”. No lo mencioné para no hacerme odioso. Dije:
—Todas las reglas tienen su excepción, excepción hecha de la regla que dice que todas las reglas tienen su excepción. Usted es la excepción a la regla de que todas las comparaciones son odiosas.
Eso pareció tranquilizarla. Aun así le quedó una duda. Me preguntó:
—¿Usted cree que yo soy odiosa?
—Claro que no –le respondí. Por el contrario, pienso que es una comparación muy agradable.
Quiso saber:
—¿Comparada con quién?
Le dije:
—Por favor. Todas las comparaciones son odiosas.
¡Hasta mañana!...
Armando Fuentes Aguirre