Mirador 18/05/19
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18 mayo 2019
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Llegó y me dijo:
-Soy la gota flaca.
-No entiendo –respondí desconcertado.
Explicó ella:
-¿Ha oído usted la expresión “sudar la gota gorda”? Pues bien: yo soy la gota flaca.
-Mucho gusto -le dije-. ¿En qué puedo servirla?
-Por favor diga usted a sus lectores que si no me sudan a mí, después tendrán que sudar la gota gorda. Quiero decir que los pequeños problemas, si no se atienden a tiempo, se convierten en problemas grandes.
Le prometí que cumpliría el encargo.
Y aquí estoy, sudando la gota flaca para no tener que sudar después la gota gorda.
¡Hasta mañana!...
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