Mirador 23/12/2020
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Armando Fuentes Aguirre¿Quién fue el anónimo filósofo, teólogo eminente, conocedor profundo de la naturaleza humana -y la divina- y además artesano de gran mérito, que hizo esta figurilla de barro que está en mi Nacimiento?
La figura representa al ermitaño en su cueva. Arriba, de pie sobre una roca, el ángel canta su “Gloria a Dios en las alturas...”. Abajo una pastora de abundoso seno lava su ropa en un pequeño arroyo de papel plateado. El ermitaño tiene un ojo puesto en el ángel y el otro en las mórbidas redondeces de la lavandera.
De barro estamos hechos los humanos, igual que el ermitaño. Vivimos con un ojo puesto en el sinuoso gato de las terrenas tentaciones y el otro en el complicado garabato de lo eterno. Por eso amo y comprendo a mi ermitaño –amar es comprender-, y lo coloco en un sitio destacado del mínimo paisaje navideño.
De esa manera pongo en el Nacimiento algo de mi autobiografía.
¡Hasta mañana!...