Mirai: Mi pequeña hermana
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Ya comentamos en estos espacios que hemos tenido en pantallas locales diversidad en películas de animación japonesa desde el estreno a fines de los años 70 del largometraje animado “Heidi”, de Isao Takahata.
Takahata, fallecido el 5 de abril del 2018, fundó con su amigo y colaborador de muchos de estas producciones, Hayao Miyazaki, el Estudio Ghibli, considerado por la crítica especializada y muchos cinéfilos como uno de los mejores estudios de animación en el mundo en la actualidad, el cual entre sus logros incluyen la ganadora del Oscar a la Mejor Película Animada del 2001 “El viaje de Chihiro”, del maestro Miyazaki; “Ponyo” (Hayao Mizayaki, 2008) y “El cuento de la princesa Kaguya”, de Takahata, nominada al Oscar a la Mejor Película Animada del 2013, entre muchas otras más.
Todo esto viene a colación porque este fin de semana se estrena a nivel nacional incluyendo a Saltillo un nuevo largometraje animado también de manufactura japonesa pero en su caso de un estudio más reciente llamado Chizu que en el nuevo milenio ha sido conocido por las primeras dos películas de las series de Digimon y el cual a principios de este año dio una nueva nominación al Oscar a aquel país en la terna a la Mejor Película Animada del 2018 (que finalmente ganó “Spider Man: Un nuevo universo”) pero que aunque es dirigida por uno de sus más nuevos exponentes (Mamoru Hosoda) toma la estafeta de Mizayaki y Takahata por abarcar corrientes que van del surrealismo al neorrealismo y la fantasía que influenciaron a aquellos y podemos ver reflejadas en esta nueva obra.
La cinta en cuestión se titula “Mirai: Mi pequeña hermana” y gira alrededor de un niño de 4 años de edad llamado Jinji quien vive la situación de muchos otros que se ven de alguna manera desplazados por la llegada de en su caso una nueva hermanita a la que sus padres bautizan como Mirai por quien llega a sentir los celos hasta cierto punto naturales por la atención que sus padres les prestan por encima de él al punto de tornarse violento con la pequeña bebé y tener que ser castigado en pasar un rato a solas en el jardín de la casa familiar.
Sin embargo, el mismo jardín en el que Jinji patalea, se enoja y llora por su castigo se convierte de pronto en un portal que le permite acceder a viajar en el tiempo, tanto al pasado para conocer a su madre y uno de sus bisabuelos más jóvenes, hasta una ya más crecida Mirai, todos ellos ofreciendo experiencias y reflexiones que lo ayudarán a ser el hermano mayor protector y guía que debe de ser por encima del egoísmo y violencia que le propicia la situación que provocó la llegada de su hermana menor.
“Mirai: Mi pequeña hermana” es, por todo lo antes dicho, una historia de crecimiento y reconciliación a través de la fantasía, y resulta ser por lo mismo una muy bienvenida opción de cine para estos días de reflexión para los creyentes y no creyentes con un entretenimiento familiar alentador aplicable a cualquier cultura en la que el núcleo familar sigue siendo la piedra angular de toda sociedad.
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galindo.alfredo@gmail.com;
Twitter: @AlfredoGalindo