Nace el Colectivo Teatral Pico de Pato, la escena para jóvenes audiencias
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Con las obras Escondites Insólitos e Irina este grupo busca generar propuestas teatrales enfocadas a los públicos infantil y juvenil
En Plataforma puedes tocar sin riesgos, habitar sin compartir y enamorarte sin amar. Este mundo virtual ofrece una escapatoria superficial al hastío de la humanidad y es en ese mismo lugar que se gestará una revolución desde sus miembros más jóvenes.
Irina, Solín, Byron y Hansel lucharán contra este sistema —y contra las perspectivas que tienen de esta misión— en la obra “Irina” que nació de la pluma del dramaturgo Saúl Enríquez pero cuya concepción integró a los mismos creadores que ahora la llevan a escena.
Esta puesta en escena se creó como parte del programa Barrioescena del Instituto Municipal de Cultura, en su administración 2014-2017, luego de una serie de talleres con quienes posteriormente la montaron y presentaron en distintas secundarias y preparatorias de la ciudad.
Ahora, tres años después y de manera independiente, el mismo equipo de artistas retomó la obra y la llevó a otros espacios, lugares públicos para que más gente pueda verla y, en paralelo con las funciones de la obra “Escondites Insólitos” de Hugo Wirth —una hecha con el apoyo de la convocatoria Arte Resiliente y otra gracias a Territorio Escénico, ambas de la Secretaría de Cultura— este grupo reunió su esfuerzo en el Colectivo Teatral Pico de Pato. Conformado por los directores Armando Tenorio y Uriel Rangel, así como por los actores y actrices Viridiana Valdés, Donaldo Duarte, Cecilia Vázquez, David Reyna y Carlos Zamora, Pico de Pato busca proponer montajes para el público infantil y juvenil de la ciudad, demográfica que poca atención ha tenido en años recientes.
Así es como, desde la obra de Wirth, presentaron durante las semanas pasadas a pequeños de escuelas primarias y jardines de niños —en donde tuvimos la oportunidad de verla— la historia de Martín, un niño del espectro autista, y a través de él la importancia de reconocer y respetar a quien es diferente.
Desde su interior, dos voces —interpretadas por Tenorio y Vázquez—, explican a los niños la manera en que él experimenta el mundo y de forma amena hacen accesible este mensaje de comprensión y respeto.
Mientras tanto, en “Irina” —cuya presentación en el deportivo La Maquinita el pasado sábado 28 de noviembre presenciamos—, los adolescentes se encontrarán con una propuesta que desde el texto cuestiona nuestra relación con la tecnología, la forma en que ha modificado nuestra manera de interactuar con otras personas y, entre alegorías bíblicas que reconoce como tales, lleva al espectador por un laberinto habitado por las pasiones humanas, desde las más vulgares hasta las más sublimes.
La expresión corporal de los actores es la que más peso lleva en la interpretación, pues a través de sus instrumentos son capaces de externar el sentir de los personajes, su ira y frustración, las fallas en su sistema nervioso, hasta la pesadez de sus miembros y la timidez que poco a poco van perdiendo.
No obstante, la ejecución vocal puede llegar a ser unidimensional. Mientras el cuerpo de los artistas grita con pasión, con su voz no imprimen la misma intensidad, aunque es tal la energía y momento que llega a adquirir la puesta que este detalle se salva de sacar por completo al espectador de la escena.
Si bien con “Escondites Insólitos” ya terminaron sus funciones, tanto con esta como con “Irina” se presentarán grabaciones como parte de las carteleras de Arte Resiliente y Territorio Escénico —por definir—, aunque a la obra de Enríquez todavía le quedan dos fechas: el 5 y 6 de diciembre en la Plaza Mirador y la explanada de la Alameda Zaragoza, respectivamente, a las 16:00 horas.
Con ambas el Colectivo Teatral Pico de Pato inicia sus actividades y a ambas aún les queda mucha vida, por lo que esto no será lo último que veremos de ellas, ni tampoco será lo último que veremos de este nuevo grupo de artistas saltillenses.