Navidades de antaño / 1
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Llega la época navideña y se imponen las costumbres relativas a los adornos, los pinos, las posadas y reuniones, las compras, etcétera. Las tradiciones más sólidas luchan por quedarse en la ciudad, aunque sobreviven modificadas por nuevas visiones alejadas de lo tradicional. Aun así, todavía existen familias en Saltillo que conservan la tradición de montar en su casa aquellos grandes nacimientos con todas las escenas bíblicas que transcurren desde la anunciación de la venida de Jesús a María y terminan con la adoración de los pastores y los reyes magos, sin faltar la cueva del ermitaño y el diablo que se dedica a tentarlo, un pequeño lago con plácidos patos y otras escenas campiranas. Igualmente, algún barrio y principalmente ejidos y rancherías conservan sus pastorelas y las representan durante la noche del 24, no obstante que como representación doméstica tiende a desterrarse al faltarle el fasto del gran teatro moderno.
La pastorela del barrio y el ejido han sido una representación teatral simbólica, siguiendo la versión evangélica del nacimiento de Jesús en la que se incluyen bailes y cánticos ejecutados por los pastores. El argumento es sumamente sencillo: el ángel anuncia a los pastores el nacimiento del Mesías, se encaminan a Belén y en el trayecto enfrentan toda clase de argucias del demonio, quien trata de evitar que lleguen a su destino. Al final se da la lucha feroz entre el Ángel y Lucifer, y siempre sale triunfante el primero. Los papeles de los personajes principales pertenecen a la familia propietaria del libreto, y por derecho natural se heredan de padres a hijos junto con el manuscrito o “cuaderno” de la pieza. También, grupos de teatro hacen puestas en escena con piezas teatrales modernas alusivas a la época y al tema, y muchas veces son utilizadas para disfrazar sátiras políticas y sociales que aquejan la actualidad.
En Saltillo, Iván Márquez Morales, al frente del Instituto Municipal de Cultura, emprendió en 2010 una intensa labor de investigación sobre las pastorelas. Encontró que los ejidos saltillenses de Palma Gorda y Jazminal, y el de Artesillas en General Cepeda, representan anualmente sus pastorelas conforme a su cuaderno original. Trajo a Miguel Sabido, director de Teatro de México y dramaturgo estudioso de las manifestaciones de la tradición teatral popular mexicana, quien basándose en los tres cuadernos mencionados hizo una refundición en un guion para hacerla accesible al espectador actual y susceptible de montarse en un teatro moderno sin perder sus valores tradicionales.
Dos años después, Iván Márquez editó bajo el sello del Instituto Municipal de Cultura de Saltillo el libro “Rescatando Pastorelas”, de Sabido, donde se publicó por primera vez la Pastorela de Saltillo, en la que se refundieron las tres piezas rescatadas.
Finalmente, Iván hizo en 2015 la adaptación del guion de Sabido, y logró su producción con el nombre “La Pastorela de Coahuila.
Entre diablos y pastores te veas”, y le integró, para una mayor identidad, música popular de compositores coahuilenses interpretada por la Banda de Música del Estado y danzas locales de matachines. Finalmente se llevó a escena bajo la producción general del Gobierno del Estado y la Universidad Autónoma de Coahuila, y con la producción ejecutiva del mismo Márquez y Leticia Rodarte. La obra ha recibido, incluso, reconocimientos de la Asociación de Periodistas y Críticos de Teatro de la Ciudad de México y la Asociación de Críticos de Espectáculos de Nueva York, “por la puesta en escena, la idea original, el trabajo de investigación, el rescate de las tradiciones y el fortalecimiento de la identidad mexicana”.
Saltillo tiene en el escritor don José García Rodríguez un cantor de las tradiciones campiranas, y hablaremos de ellas en próxima columna.
DESDE MI BARRIO
Esperanza Dávila Sota