Ni buenos ni malos
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De acuerdo al taoísmo el yin y el yang son términos usados para representar la dualidad a todo lo que existe en el universo. Se representa con un símbolo que asemeja una rueda en la cual la mitad del círculo es blanca con un punto negro y la otra parte es negra con un círculo blanco. Describe las dos energías fundamentalmente, al mismo tiempo opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas.
Es común que la comprensión de lo que llamamos Estado se entienda como un ente ajeno del cual la ciudadanía no forma parte. Pues existe la arraigada concepción de que el Estado es representado sólo por los poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Sin embargo, todas y todos, con una participación activa y organizada, también formamos parte del mismo, porque fungimos como un contrapeso indispensable para una sana vida democrática.
Por tanto, para un sistema que se beneficia de la permisividad, la corrupción y la ignorancia no hay nada más conveniente que manejar una narrativa donde la ciudadanía quede excluida. Es más fácil actuar de forma indebida cuando no se está vigilando y no hay nadie a quien rendir cuentas de las acciones. Por eso las frases de: “todos son iguales”, “para que me involucro si todo sigue igual” o “no hay que hablar de política”, son peligrosas y van desgastando los procesos de participación en los cuales si hay personas involucradas.
Entonces, ser ciudadana(o) implica ser titular de derechos y al mismo tiempo tener una serie de obligaciones. Por otra parte, al proceso de involucramiento obligatorio o voluntario de las personas para actuar solas o colectivamente con la finalidad de ejercer influencia en las decisiones políticas y públicas se le define como la participación ciudadana.
Para que los grupos civiles alcancen tales metas es necesario que aquellos mecanismo donde se delega un poder de interlocución entre gobierno y ciudadanía cuenten con calidad de información, formas eficientes de monitoreo y formas para activar alianzas políticas y sociales con las(os) servidores públicos que sí son responsables y comparten una agenda con la ciudadanía.
Al igual que el símbolo del Ying y el Yang que deduce que nada existe en estado puro ni en absoluta quietud, sino que en una continua transformación, es como sociedad y gobierno forman parte de un todo en eterna gestación que debe encontrar los caminos más eficaces para ubicar sus puntos de encuentro.