Novísimas coplas muy antiguas
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Si nos mira tu mamá
cuando estemos platicando,
le dirás que me debías,
y que me estabas pagando
los besitos que me debes
y otros que me estabas fiando.
Malhaya sea este metate,
el indio que lo picó,
el arriero que lo trujo
y el macho que lo cargó.
Un beso te quiero dar,
pero de fijo no sé,
ni cómo lo he de empezar
ni cuándo lo acabaré.
El panadero de enfrente
tiene su panadería.
A los ricos les fiaba
y a los pobres les vendía.
De tu ventana a la mía
aventaste un limón.
Lo dulce quedó en la calle
y lo agrio en mi corazón.
De la gente de tu casa
ninguno me puede ver.
Diles que no batan l’agua,
que al cabo la han de beber.
Amante y mujer tenía
un pájaro pitacoche,
y muy ufano decía:
-Una es mi huele de día;
l’otra es mi apesta de noche.
No me mires, que miran
que nos miramos.
Miremos la manera
de no mirarnos.
No nos miremos,
y cuando no nos miren
nos miraremos.