Nuestra vocación es la unión, no la división
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El mundo actual disfruta de los mayores logros en la historia humana; el avance tecnológico es inmejorable, pero también es necesario, urgente, Volver a Hablar.
La conectividad, la inmediatez, la posibilidad de entrar en contacto virtualmente con cualquier persona, o enterarnos de lo que ocurre en cualquier parte del mundo en tiempo real. Los anteriores son los elementos que caracterizan la realidad de nuestros días.
Nadie puede estar en contra de tales elementos, porque las ventajas que supone su existencia son enormes: desde la posibilidad de mantener el contacto con nuestros seres queridos, sin importar dónde se encuentren, hasta la magia de ofrecer atención médica a distancia.
Por desgracia, como casi cualquier herramienta que la humanidad haya inventado, la revolución de las comunicaciones es una moneda cuyo reverso es oscuro. Porque al mismo tiempo que la conectividad es capaz de sublimar lo mejor de nuestra esencia, también potencia nuestros defectos.
Debido a ello, al tiempo que nos maravillamos de las posibilidades luminosas que nos ofrece la tecnología, cada vez resultan más evidentes sus consecuencias indeseables.
Entre estas últimas, la más evidente sea quizá la multiplicación de “reuniones” entre personas que no hablan entre sí, porque cada quien se encuentra absorto en la pantalla de su dispositivo móvil, presuntamente “conviviendo” con otras personas. Pero no con aquellas que tiene al alcance de la mano.
Esta nueva dinámica social se reproduce en la escuela, el trabajo, los espacios sociales y, de manera cada vez más preocupante, en el hogar. La perseverancia en la conducta está logrando que, en lugar de unirnos, la tecnología nos separe cada vez más.
Por desgracia, tal tendencia no se limita a la simple separación espacial que transforma en “no reuniones” los encuentros físicos, sino que se está convirtiendo en una auténtica división e incluso en una polarización que nos conduce con insana frecuencia a la confrontación.
Porque a estas alturas, además de que ya no estamos hablando, en el sentido del término que implica ser capaces de comunicarnos, de utilizar el habla como herramienta privilegiada de la vida en sociedad, estamos incorporando cada vez mayores dosis de violencia en la “conversación” que sostenemos, esencialmente, a través de las plataformas digitales.
En VANGUARDIA estamos convencidos de que es el momento de hacer un alto y reaccionar frente a esta realidad indeseable a cuya construcción todos hemos contribuido –por acción o por omisión– en los últimos años.
Partimos de la convicción que, pese a la violencia que inunda el ambiente, los elementos que nos unen siguen siendo muchos más que aquellos que nos separan y que en nuestra esencia, como seres humanos, habita la vocación por la unión y no por la división.
El mundo que hoy habitamos es el mejor que ha visto la humanidad en toda su historia. Las posibilidades que el avance tecnológico ha puesto frente a nosotros son inmejorables. Pero para sacarles el mayor provecho necesitamos recuperar la herramienta que nos trajo hasta aquí: necesitamos Volver a Hablar.