Ortopraxis feminista
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Felipe de Jesús Balderas María Mies, Judith Butler, Iris Marion Young, Rita Segato, Nancy Fraser, Vandana Shiva, María José Guerra, Seyla Benhabib, Silvia Federici, Ana de Miguel, Rosa Cobo y Almudena Hernando; son algunas de las autoras que han abordado los temas del feminismo, el desarrollo humano y la sostenibilidad desde la década de los setenta a la fecha. Vivimos, afirman, en una sociedad de binarios, hetero, patriarcal, neoliberal.
Este pensamiento está en el fondo de lo que será la forma que representa el 9 de marzo. La protesta social que harán nuestras mujeres mexicanas ni tiene que ver con gobiernos, ni con partidos, sino con un reclamo social histórico que ha legitimado el papel de las mujeres en el papel, pero no en la vida.
Es de binarios, porque se dio una tergiversación de la realidad, así convenía para temas de poder y de dominio. El mundo, la realidad, la corporeidad tuvo connotaciones maniqueas, de pecado, de maldad. Se afirmó la idea de la disociación. Lo objetivo-lo subjetivo. Individuo-colectividad. Lo culto-lo popular. Lo activo-lo contemplativo. Lo bueno, lo malo. El pecado y la gracia. Lo masculino y lo femenino. Fuertes y débiles. Ahí entra perfectamente el rolo que jugó y que algunos sectores pretenden que siga jugando la mujer. En ese sentido, la vulnerabilidad implica tener un rol pasivo.
Y por la herencia que nos trajo la conquista y la tradición grecolatina de la que procedemos, el papel del hombre en todas las dimensiones de la vida humana ha sido hegemónico y muy pocos han hecho algo por nivelar las condiciones en las que vivimos, así nos ha venido bien.
La fuerza bruta y la dominación se impusieron desde siempre en nuestras sociedades, donde el sexo y el dinero pusieron a las mujeres en zona de vulnerabilidad con respecto a los varones y se promovió intencionalmente la idea de inferioridad, que a la fecha sigue vigente en nuestras comunidades. La figura de autoridad sigue representada por varones, porque Abraham, Isaac y Jacob en la tradición judía, y luego Jesús y los Apóstoles en la cristiana, tuvieron desde los escritores sagrados mayor preponderancia.
Por eso es patriarcal. Por eso, textualmente, porque Dios creó primero al hombre y luego a la “compañera”, la mujer. Siempre accesoria, ornamental, no protagonista. Hasta en eso la hermenéutica se canteó, porque la creación del hombre, si se lee correctamente, es en plural. El Adam es el varón y la mujer, no hay creaciones de primera y de segunda. El Adam es la humanidad.
Una cosa es cierta, en la tradición heteropatriarcal, la evolución del pensamiento no tiene cabida. Las cosas fueron así y las cosas deben de seguir siendo así. Por encima de la razón, el dominio y el poder. El pensamiento de la esposa obediente que debe de estar en la casa al servicio del hombre ha sido el centro de la vida social de esta tradición. Ser mujer, pertenecer a pueblos originarios, tener preferencias sexuales distintas a lo establecido y, para colmo tener discapacidad, es tener encima todas las plagas de Egipto y esto simplemente no puede seguir siendo. Lo otro es el concepto “neoliberal” aplicado al tema. Es simple, la mujer ha sido objeto de compra-venta y motivo de enriquecimiento para muchos. De esto, podríamos reflexionar en otro momento.
¿Sabía usted que hasta en noviembre de 1974 la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en nuestro País estableció en el artículo 4 constitucional la Igualdad Jurídica de las Mujeres? Es decir, ante la ley tenemos 45 años de “gozar de los mismos derechos”. En la práctica la inercia sigue su marcha y es lo que se quiere evitar con el 9 de marzo, que la consideración hacia la mujer por parte de los varones y de las mujeres mismas, siga siendo como es.
Sólo para aclarar, el colectivo veracruzano Brujas del Mar no anda descubriendo el hilo negro, sí está activando el pensamiento y la resistencia. La Primera Conferencia Internacional de la Mujer celebrada en México, justo en nuestro País, en 1975 prendió la mecha para que en noviembre de ese mismo año, 220 mil mujeres islandesas no salieran a las calles para exigir igualdad de derechos.
En 2015 se dio en Argentina lo que llamaron la Cuarta Ola del Feminismo, por razones de feminicidio. En 2016, en Polonia, las mujeres no acudieron a las escuelas ni a los trabajos. Las razones eran otras. En 2017, miles de mujeres se reunieron en Estados Unidos para protestar contra los comentarios misóginos del presidente Trump.
¿Qué seguirá en las empresas, organizaciones, gobiernos, iglesias, universidades, escuelas y grupos que han manifestado su apoyo al Día sin Mujeres, posterior al 9 de marzo? Ojalá que la resistencia siga viva y que el femigenocidio –como le llama Rita Segato al asesinato de mujeres por ser mujeres y que es el punto de partida por el que se hace la propuesta– se frene en nuestro País. La necesidad de hacer valer la igualdad y equidad de género, en la práctica, sigue siendo una nota pendiente en la sociedad mexicana.