Pánico migrante
COMPARTIR
TEMAS
Hace unos días el gobernador Riquelme señaló que Coahuila bloquearía la entrada a nuevos contingente de migrantes. Alegó que la última caravana que arribó a Piedras Negras significó un gran esfuerzo para los tres niveles de Gobierno. Según las cifras, llegaron a Piedras Negras mil 617 personas, principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala. Mil 674 llegaron a Arteaga. El fin de semana unos 2 mil estaban saliendo de Chiapas.
En la Federación recae la principal responsabilidad en asuntos migratorios. Recordemos que los Gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para impulsar el desarrollo económico de Centroamérica para frenar la migración, ofreciendo en casa las oportunidades que buscan fuera. No olvidemos que los migrantes están haciendo uso de su último recurso para sobrevivir y apoyar a sus familiares.
Una cosa son los hechos y otra la influencia que ejercen los medios de comunicación generando pánico. No existe una crisis migratoria, ni en México ni en Estados Unidos. No si la comparamos con los flujos habituales a lo largo de décadas. Según Pew Research, la migración indocumentada hacia Estados Unidos, en términos generales, se encuentra en su nivel más bajo de la última década. Ello se debe, fundamentalmente, al descenso y al retorno de migrantes mexicanos que representan el 60 por ciento del total de los migrantes indocumentados que arriban a los EEUU. Aunque existe un leve crecimiento en la migración centroamericana, la cifra total sigue descendiendo. Las caravanas de migrantes son llamativas en términos mediáticos, pero representan un porcentaje pequeño si lo comparamos con la cifra total de migrantes que atraviesan México rumbo a los Estados Unidos a lo largo del año.
Si comparamos Coahuila con Centroamérica, resultamos prósperos y crecemos al doble que el sur del País. Ello entraña retos, entre ellos la inseguridad, esto explica el temor social a lo desconocido, como vimos en Tijuana hace algunos meses y vemos ahora en Piedras Negras. Donald Trump aprovecha estas emociones para fortalecer su discurso nativista que muchos hemos criticado por falso y demagogo.
La inmensa mayoría de las personas migrantes son gente de bien que arriesgan su vida para sobrevivir y salvar a sus familiares de la violencia y la miseria. No es justo condenarlos por los delitos que pudiera cometer una ínfima minoría. Es fácil comparar estadísticas de comportamiento delincuencial entre la población abierta con mediciones de comportamiento de los extranjeros indocumentados. ¿De los delitos cometidos, cuántos fueron cometidos por migrantes? Arrojaría muchas luces sobre ellos y sobre nosotros.
Coahuila, como todo el País es una tierra de profunda tradición cristiana. Satanizar al migrante sólo por serlo es profundamente anticristiano. Denota el egoísmo de una sociedad avariciosa y consumista; y el desinterés individualista por la desgracia de nuestros semejantes. El Papa Francisco denunció con justa razón “la cultura del descarte”, a la postre, tras una vida de trabajo, consumismo y pasividad toda persona es descartable. El miedo ante delitos potenciales que ni siquiera han sucedido no puede estar por encima de la empatía, la solidaridad y el amor hacia hermanos que pasan necesidad y momentos de tragedia.
Alemania es un buen ejemplo para Coahuila. El país más próspero de Europa, liderado por Angela Merkel, durante la crisis de los refugiados, resulta loable y ejemplar. La líder de la CDU de Alemania fue contra corriente y abrió las puertas a los refugiados que se jugaban la vida. Los alemanes respondieron para bien. No hubo ningún cambio dramático, los flujos se mantuvieron estables, al igual que los indicadores de seguridad pública. Merkel organizó a la sociedad desde la base comunitaria hasta los líderes sociales y religiosos. Si alguien sabe que el racismo y su primo hermano el clasismo no traen nada bueno es precisamente Alemania en lo particular, y Europa en lo general.
Thomas Jefferson dijo: “En cuestiones de estilo, nada con la corriente. En cuestiones de principio, mantente firme como una roca”. El cristianismo tiene como principio esencial el respeto a la dignidad de la persona; como misión, lograr el bien común; y como herramientas, la solidaridad y la subsidiariedad. Descartar al ser humano por comodidad y por un miedo, que no tiene sustento alguno, habla sólo de las tristes prioridades de nuestra sociedad.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez