Paraíso Delincuencial
COMPARTIR
TEMAS
En ningún lugar del mundo se combinan tantas cosas para crear un paraíso para la delincuencia. Apuesto a que México les gana a todos. Nuestra vecindad tiene mucho que ver. Como dice el famoso autor Jared Diamond, “geografía es historia”.
En México, el Gobierno es como un mesero que sirve la mesa para que se siente la delincuencia organizada, a cambio de una propina. Desde drogas, pasando por extorsiones, secuestros, trata de personas, ventas de plazas, huachicol, compras de votos, etc. No hay rendija demasiado chica para colarse, ni oportunidad que se deje pasar.
Sobre este paraíso narco, extorsionador y huachicolero las novelas y documentales saben más que los policías acerca de cómo funciona. Mi amigo Ricardo Colorado hizo el documental “La Otra Parte del Narco” con una denuncia tremenda. Y no pasa nada. En México, el poder no es el de la silla presidencial, sino otro que no requiere silla, porque está diseminado, y compra al gobierno su protección.
Como mis lectores saben, yo no me meto con particulares. A mí lo que me importa son los gobernantes que no hacen su trabajo. Jamás me meteré con lo que un particular esté haciendo así sea el peor delincuente. A mí me importa la esfera de lo público.
Tampoco me hago ilusiones. Nuestra falla es cultural y no se va a arreglar con más escuelas. El PRIato alimentó una cultura socialista entre normalistas. Malo el cuento. Las masas están envenenadas con ansias ciegas de justicia social, a costa de la justicia simple y llana que no se obtiene nunca. El presidente compensa repartiendo billetes por doquier. Mejor sería invertirle a la legalidad, ¿o no?
Estamos en un paraíso delincuencial porque los contratos no se cumplen, a menos que haya amenaza de muerte. Con dinero, los delincuentes pueden comprar lo que sea —porque todo está en venta. Policías municipales, alcaldes, gobernadores y altos funcionarios del gobierno federal. El Chapo acusó públicamente a Peña Nieto de recibir cien millones de dólares y nadie dijo pío. Eso no se investiga, se olvida.
No hay tampoco oportunidad de negocio que se le pele a la delincuencia organizada. Empezaron con el contrabando en la frontera, luego siguieron con la mota, la droga, y fueron expandiendo hacia controlar los cruces fronterizos, aduanas, migración, huachicol, trata de personas, y docenas de etcéteras más.
Tragicmente, los delincuentes aprenden más rápidamente que el dizque gobierno. Por ejemplo, tienen mucho cuidado de respetar ciertos niveles de la sociedad. No son tontos. Una muerte como la del joven recién graduado es para ellos un error grave.
Con Andrés firme en su postura de amor y paz para la delincuencia organizada, el paraíso de los narcos, extorsionadores y corruptores se consolida. No encuentro explicación para que todo un presidente de México les haga este regalo.
Por otro lado, la delincuencia organizada tiene sus diputados y su “lobby” en el congreso. No es casualidad que la legalización de la droga se mantiene fuerte como tema en tribuna. Ellos no dejan que se muera porque legalizar es sinónimo de un aval moral del gobierno para validar su consumo.
El aumento de droga para “consumo personal” es un ejemplo de cómo se va consolidando el paraíso narco. Calderón aprobó la ley, que compensaba con cursos y terapias para los adictos. Qué ridículo.
Hace muchos años México era trampolín, ahora es piscina. El mercado interno crece. Entre más consumidores, más tolerancia y más propaganda en los medios. El paraíso para unos cuántos es un infierno para otros muchos.
El sexenio de Andrés nos verá retroceder en esta materia como nunca antes. Insisto, nuestra cultura es tan pobre que aceptamos tener en la presidencia a una persona que ni siquiera entiende el poder de la administración de justicia y la urgente necesidad de aplicar las leyes. Alguien que cree que predicar amor y paz es suficiente para detener toda clase de vicios.
No Andrés, así no. Hay que reformar los procedimientos penales de nuevo. Estamos en el peor de los dos mundos. México es un paraiso delincuencial por que éstos nunca se quedan en la cárcel.
javierlivas@prodigy.net.mx