Peligro para México
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Recordemos que no hace mucho, y por años antes de la elección pasada, así se referían las campañas anti-AMLO al ahora Presidente electo. Claro, hay muchos que siguen pensando que el presidente entrante es un peligro para el País. Su estilo, algunas de sus propuestas o colaboradores/amigos, sus formas, sus vaivenes en materia de política, su aparente aire de invencibilidad, su pasado priista, sus posibles arreglos en lo oscurito con partidos o líderes que queremos erradicar de la política mexicana, su dificultad para condenar represiones en Venezuela o Nicaragua con la bandera de la autodeterminación de los pueblos, son todas dudas válidas que cualquiera que no sea un “AMLOver” puede usar para considerar al próximo Presidente y su gobierno entrante como un peligro, igual o mayor que EPN.
Sin embargo, es momento de procurar convencer al Presidente electo y a su equipo que el principal peligro para el País y para sus aspiraciones de verdaderamente cambiar a México, es no entender que las políticas económicas de los últimos 30 años no han funcionado. Se empiezan a notar señales de normalización de prácticas de antes, e incluso señales de que no se tocarán sectores protegidos (monopolios, sindicatos y banca) y arrancarán con un gradualismo que los hundiría en otro sexenio perdido y en una desilusión de un calibre superior y mucho más dolorosa que la que ya pasamos con Fox.
El gobierno entrante, empezando por AMLO, debe evaluar y entender que las políticas económicas aplicadas igual que antes les darán los mismos resultados que hemos venido viendo. Crecemos al 2 por ciento mientras Estados Unidos crece al 4 por ciento. Necesitamos crecer al 5 por ciento o más para poder pegarle a la pobreza. Imaginemos qué pasaría si Estados Unidos se desacelera, si las tasas de interés siguen subiendo, si Trump hace berrinches, si el NAFTA se atora o se cancela. No podemos seguir nadando de muertito y a expensas de lo que haga o deje de hacer el vecino del norte. Sí, es momento de combatir corrupción (sería bueno no tener “gobersenadores”), de mejorar la seguridad (esa que EPN dice ha mejorado), de descentralizar al gobierno, pero es igual de urgente revisar lo que se ha venido haciendo y ajustarlo con sentido común para que el objetivo principal sea fomentar un crecimiento económico acelerado que, en el largo plazo, permita erradicar la pobreza.
Hay gente bien intencionada y preparada en el equipo entrante y creo que estarán interesados en revisar la receta cuando les entreguen la cocina. Ellos ya saben que la única forma de reducir la pobreza es mediante crecimiento acelerado. Ya hablamos la semana pasada del rol que Banxico ha jugado en la escasez de crecimiento. A ellos hay que alinearlos también para que la sinfonía de cocineros a cargo de las políticas sepan que la cocina puede producir más si se organizan y se ponen objetivos agresivos, pero factibles. No nos acostumbremos a ese pastel semiinflado y rancio que los cocineros han venido sirviendo por 30 años. Esos pasteles se pueden convertir en el verdadero peligro para México y el nuevo gobierno, tal vez sin querer, se dará cuenta muy tarde que la pobreza (como la inseguridad) no tiene freno si no hay crecimiento económico. Los trenes, los beisbolistas de liga mayor, las refinerías, las selfies en el aeropuerto son todos buenos detalles, pero difícilmente se transformará al País si no hay crecimiento sostenido por los siguientes 30 años, y los primeros seis son clave.
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com