Poemas al aire
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Por: Jovan Fernández HISTERIA Llano, un corazón llano.
Sangre en el ápice de un corazón herido, en relación heterogénea con la oscuridad que impera en su corteza.
Lecturas paganas del zodiaco conveniente, para almas desesperadas y errantes.
Un “adiós” y una copa de vino amargo; notas de belladona ensalzan el dolor de la partida y el suplicio de la amargura.
Golpes al pecho y bofetadas a la dignidad, simpatizando con ángeles exiliados y bebiendo desánimo directo de las fauces de Tiamat.
Caos e histeria, pánico y tortura, hoces desollando la piel reseca de un hombre sin fundamento ni propósito.
Iris aguada, vaciada y cansada; lágrimas conocidas, reiteradas y absurdas.
Héroes sodomitas que devoran carne de ángeles mensajeros, en la ciudad ajena, donde el hombre se vuelve extranjero hasta en su propio hogar.
Lamento e ira; incomprensible y necia, como fenómeno funesto de circo grotesco, que da espectáculo a la hora en que Dios se olvida de supervisar las obras de los hombres.
Tanto resentimiento y tanta culpa; tanta pena y tanto arrepentimiento, que Belial lame su hocico en deleite al alma que se retuerce en vana infelicidad.
Ojos de islas hundidas, que desaparecen en el oscuro horizonte frente a la expectación de un ente frustrado y descorazonado, llano y herido.
Sentimientos de dolor, hermanos del laúd y la resonancia mística que conmueve, que transforma y otras veces muere para renacer en tiempos sin fecha.
Natales con vicios, con cantos, luces y Cristos, pero sin calor ni brazos que lo promuevan; sin amor ni esperanza de su regreso.
Adiós…
I.S.O.E Alumbra mi penumbra, iris de jade.
Rampante de noches a mi lado, en ciudades donde existo como ajeno;
Bravo mamífero alado que se posa y mora entre el heno.
Bifurcas maltrecho mi pasado, entre fantasmas que hieren y lo inminente.
Rapaz, con garras sutiles y palabras agudas, príncipe esmeralda que revives mi ente;
Blasfemia a la tristeza en mis aguas profundas. Elixir no implorado, me cautivas al verte.
Tu voz me insta y me inmuta al mismo tiempo. Tu voz, me deleita y me arrulla.
Acres de pinos nos rodean, contrastando con la ciudad antigua.
No me prometas y calla tus ojos que alardean, que el destino y nuestro amor no dejará suerte ambigua.
Para tus miedos, ósculos de amor mis labios te proveerán; para tus pesadillas, un atrapasueños.
No pretendo gritar al mundo nuestro amor, empero callarlo sería ruin, sabiendo lo que eres, sabiendo lo que soy.
No obstante, cabalgantes y errantes, irrumpimos con ardor, cuando entre cuatro paredes, se dicta lo que hemos de sentir hoy.
Tu mirada gris por la noche, vaciada de cansancio y euforia; Un amante genuino, un niño en un hombre.
Juntos en la vereda, sendas de nostalgia e incertidumbre, celos y ternura;
“Eres mi vida en mi ahora”, palabras de lumbre; estoy aquí y tú ¡cuán grata fortuna!
AL AMOR ADIÓS Apártense de mí, lustros de pena; al olvido.
Efigies nostálgicas de otoños vividos.
Besos de terciopelo y aguijón letal,
de mi vida hiciste paraíso y de tu abrazo un hostal;
para soñar lo que fue y pudo haber sido,
lo que conmueve, aviva y jode, como roble ardido,
como nube quemante y víspera de un malentendido.
En tu sonrisa fue mi descanso y de tu voluntad mi desdén
ahora a la distancia, el “tren del adiós”; dos lágrimas en su andén.
Rupestre y fortuito, lleno de aliento de boca a boca,
tan rústico y genuino tus recuerdos me evocan
la historia y la histeria, en altares de roca.
Esculturas en mi mente tu rostro construye
duros coces en el apéndice que la ilusión destruye.
Adiós, adiós mi amor de mañas flagrantes.
Adiós al cobijo entre tus gestos errantes.
Fue para bien y para mal, el súbito final;
la quimera inconsciente de tu indecoroso filial;
que cual galopante ministro de la velocidad,
en mi corazón rasgó las vestiduras con inmensa atrocidad.
Adiós amor, pues fuiste siempre lo que nunca quise,
develaste el oprobio de mis años contigo.
Que sea para ti la luz, lo que Dios a un amigo.
Jovan Valente Fernández Ibáñez
Artista multidisciplinario, originario de Torreón, Coahuila. México. Activista social y apóstata del Sistema. Ama los videojuegos y a sus perros ‘Diego’ y 'Basurita'.