Política monetaria conservadora
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Riesgos externos e internos para la economía mexicana, lo que según la Junta de Gobierno del Banco de México exige una política monetaria moderada y en su más reciente reunión decidieron no mover la tasa de interés diaria de referencia y ubicarla en 8.25% (desde el año 2012 la tasa se ha incrementado desde alrededor de 2.5%, para contener la depreciación). Lo anterior se aprecia contraproducente, puesto que si la economía se desacelera lo indicado es precisamente reducir tasas de interés al ahorro para incentivar la inversión productiva, con su consecuente impacto a la baja en tasas crediticias. Más aún porque los precios también tienen una tendencia negativa, porque en el primer trimestre del año los indicadores productivos y de inversión son menores a los esperados, con menores tasas de empleo formal y menor demanda agregada; lo rescatable de esto es que el incremento del salario mínimo, de 88.36 a 102.68 y de 176.72 pesos diarios en la frontera norte, no se aprecia que haya impactado al alza a la inflación. Según el INEGI, de inicios de año a marzo el nivel de precios se redujo de 4.35 a 3.95, lo que es indicador positivo, así se espera que el incremento anual de precios se ubique en 3.70 por ciento. Los factores de riesgo externos son: controversias y tensiones arancelarias entre Estados Unidos con sus homólogos de China y la Unión Europea; incremento del precio del petróleo por las tensiones en Medio Oriente y la intervención norteamericana y de la OEA en Venezuela; desaceleración económica mundial, incluido el gigante asiático; problemas derivados de la salida del Reino Unido de la Comunidad Europea; entre otros. Aunque no lo parezca, en un mundo globalizado, a pesar de los diferendos arancelarios y a causa de estos, la economía nacional se ve afectada en tipo de cambio y en comercio internacional, y en esto el banco central tiene razón. Los riesgos internos: incertidumbre generada por el nuevo gobierno federal; reducción (amañada) de la calificación crediticia de Pemex y CFE por parte de calificadoras internacionales; reducción en la producción de petróleo; posibles modificaciones en la ratificación del nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá; lento ejercicio del gasto público; dependencia fiscal de las entidades respecto al Pacto Federal; entre otras. Pero por otro lado, para los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco Central otras decisiones y acciones no son positivas ni pueden generar confianza: las acciones para el combate a la corrupción; el refinanciamiento a Pemex; la reducción del gasto corriente federal; el incremento de la inversión pública en infraestructura productiva; la oferta de empleo a jóvenes “ninis”; los acuerdos entre cámaras empresariales y el gobierno federal para impulsar la inversión directa; el previsible acuerdo para la reducción de comisiones bancarias; entre otros. Para el gobernador y los subgobernadores no son factores que puedan impactar positivamente la ruta económica del país ni en este año que reducen el crecimiento de 2.2 a 1.7%, ni en el próximo 2020 que lo ubican también a la baja de 2.5 a 2.2%. Una reducción mínima de 8.25 a 8 por ciento en la tasa de interés, con inflación a la baja y tipo de cambio estable, hubiera sido una señal positiva para la inversión y el consumo, pero se sostiene más la prudencia financiera que parece más un temor puritano y conservador, lo que no abona al crecimiento económico en momentos de desaceleración, más bien se ubica en el mismo tenor que los bancos centrales de Canadá, Japón, la Unión Europea, Inglaterra y los vecinos del norte. El objetivo de contención inflacionaria los economistas del Banxico lo han hecho su propósito exclusivo, sin embargo el concepto prioritario -como indica la ley- no se traduce en “único”. Ya es hora de una efectiva coordinación entre la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, para que la política monetaria también contribuya al crecimiento económico, porque también la reducción del interés al crédito es una asignatura pendiente. JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ LARA *Catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC De Canasta Básica