Posada ‘sangrienta’
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Hay de posadas a posadas.
Hace cinco años recuerdo haber asistido a una, por cierto, bastante atípica, no convencional.
Se trataba de una fiesta navideña que organizó un grupo interdisciplinario de maestros y estudiantes del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UAdeC en Torreón para los niños de Lequeitio, ejido que hasta hace muy poco tenía los niveles más altos de concentración de arsénico en el agua.
La susodicha posada guardaba un doble propósito:
Por supuesto que habría piñata, bolos y refrigerio, diversión.
Pero además toma de muestras de sangre y tejido de encías; aderezados con la aplicaciones de test por parte de un equipo de psicólogos.
El objetivo de tal estudio era determinar el daño que el metaloide estaba ocasionando en los pequeños a nivel celular, de alteraciones del ADN, y también en la conducta y el intelecto de los nenes.
Ya sabrá que la fiesta transcurrió entre el llanto de algunos plebes pinchados en la vena por las químicas del equipo.
Ya después, y al cabo de algunas horas, siguió la celebración decembrina.
Vaya posada, dije yo.
Pero bueno, sea por Dios y por la salud de los chiquillos.
Y así quedó.
En algunas semanas, informaron los investigadores, se tendrían los resultados y conclusiones de dicho estudio.
Pasó un mes, dos, tres y nada.
Pasó una Navidad, y dos, y tres y nada de aquella ambiciosa investigación.
Lo único que respondían los profesores que estuvieron a cargo de dicho proyecto cada vez que yo les llamaba para preguntar si había novedades, era: no hay dinero y no hay dinero y no hay dinero.
La razón era que Lala, la mayor responsable de la sobrexplotación de los mantos friático en La Laguna y, con ello, la mayor responsable del problema del agua contaminada con arsénico que ha causado tantas muertes en aquella zona del país, se había negado, como es obvio, a financiar tal estudio.
El Gobierno tampoco había querido colaborar, ni Peñoles, otro emporio responsable de la contaminación del ambiente con plomo.
Total, que nadie.
Nomás pa que vea que en Coahuila se respeta la vida y los derechos de los niños.
Ja,ja,ja…
Todavía el año pasado y cuando justo se cumplían cinco años de aquella posada, volví a telefonear a los investigadores para que dijeran si ya había algo de la investigación.
No hay dinero para el laboratorio, dijeron.
El colmo.
Después una señora del ejido Lucero, en Durango, me contó que a su hija le habían tomado una muestra sanguínea para analizar sus niveles de arsénico cuando la niña estaba en la Primaria.
Muchos años después, cursando la chica la Universidad, y luego de mucho tiempo, le llegaron los resultados.
El colmo de los colmos.
Por eso es que la gente de La Laguna ya está cansada de promesas y de que nomás le vengan a chupar la sangre de oquis.
En mi vida he asistido a muchas posadas bonitas, memorables, pero ésta no se me olvida...
Jesús Peña
Saltillo de a pie