Preguntas y deseos para 2020 (1)
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El año que termina fue un año de claroscuros y contrastes para la cultura y sus instituciones en Coahuila. Año de reacomodos y transiciones, también de escándalos. 2019 fue un periodo errático en lo general, de poca consolidación, tardía respuesta a las inquietudes plurales, pérdidas irreparables, y también –por qué no decirlo– eventos de altísima calidad y replanteamientos, que de seguir a cabalidad, abonarían a una dinámica cultural más genuina, más sana
Sócrates en el Centro Histórico
El querido mentor de Platón se planteó la búsqueda de la verdad como una tentativa de volverse “périto en partos”: como una comadrona; el buscador del conocimiento era un instigador que asistía al “parto de la verdad” de tres formas; buscando con sus conjeturas despertar y a la vez atenuar el dolor implicado al nacimiento; dirigiendo las peripecias de un parto difícil, o en un extremo, si fuese necesario, decidirse por el aborto. Así, la analogía del método de enseñanza socrático equiparaba la búsqueda de la verdad con un nacimiento, con una forma de iluminación. Sobra decir que la madre de Sócrates fue partera.
Como una forma de proyección, pero también de interrogación del pasado –para el griego también el conocimiento era resultado de una reminiscencia– imaginemos un conjunto de preguntas que nos hablen del estado de cosas hacia atrás y hacia delante: conjeturas, proyecciones, pero también una suerte de tesauro de deseos:
Galerías: Luego de una inactividad de más de medio año ¿Volverá Casa Purcell a la actividad, con exposiciones de plástica en forma en sus cuatro galerías, abierta como un verdadero centro cultural a disposición de la comunidad saltillense?
¿Se definirá por fin la pertenencia, usos y atribuciones para un espacio como el ex edificio de la Secretaría de Cultura en las calles de Hidalgo y Juárez? ¿Volverá a funcionar en forma su galería –la más amplia y equipada de la capital- su librería y espacios abandonados, su videosala, su gran patio techado? ¿Desaprovechado criminalmente por la AIDH, volverá a ser un edificio público, centro neurálgico de la cultura para todos los coahuilenses?
¿Existe o sigue en uso la galería Dora Madero, de la Casa de la Cultura?
¿Retomarán las galerías institucionales del Centro Histórico –la única viva y consistente es la del Vito, y recientemente la del MAG- su verdadera vocación pública y de difusión, para que la obra de los artistas coahuilenses no tenga que conformarse con estarse exhibiendo en la penumbra trivial de las cantinas?
Comunicación institucional
¿Qué tendrá qué hacerse para que eventos realmente históricos (Goya en Coahuila, por ejemplo) alcancen a tener la difusión institucional, el conocimiento del interés masivo –videos, panorámicos, transporte, real promoción- como sí lo tuvieron, fuera de la atribución real de las instituciones culturales, eventos como la Semana Santa en Viesca?
Qué bien la tentativa de ciudadanizar la cultura, la intención de involucrar a todos los creadores en la oferta editorial del estado, pero ¿Se volverán las convocatorias masivas, puntuales, oportunas, persistentes? ¿Retomará el IMCS su programa editorial abierto en forma de convocatoria a todos los escritores, o sólo a unos cuántos agraciados?
¿Encontraremos finalmente los libros, los presuntos tirajes (los tirajes reales) de las últimas series editoriales municipales?
¿Aparecerán por fin los miles de libros –patrimonio de la ciudad- de la Librería Acequia Madre, desalojados de un día a otro con un destino desconocido, para ceder su espacio a la oficina de un burócrata?
¿Volverán los saldos editoriales de la producción editorial de la SEC, que a precios muy accesibles y en espacios universitarios o nuevos, sirvieron para conocer a cabalidad la gran oferta de sus últimos años?
Deudas del Patrimonio
¿Resolverá un dictamen claro y deslindará responsabilidades finalmente la oficina del Centro Histórico, Protección civil y todas las instancias implicadas y responsables de actuar –no lo han hecho- en la catástrofe del incendio de la Casa Roja de la Alameda?
¿Dejará de ser el Centro Histórico pretendido patrimonio simbólico de unos cuántos para ser reclamado de verdad por la ciudadanía toda? Al mismo tiempo ¿Dejará de ser la oferta cultural vista como un asunto que compete a este reducido punto de la ciudad, o a un reducido grupo de empresarios, entendido casi siempre que si sale de este privilegiado espacio, tiene que volverse vulgarmente “popular”?
¿Tendrá la finalmente inaugurada Biblioteca Central Venustiano Carranza –con un hermoso y amplio edificio- un programa definido y articulado de actividades culturales acordes a su competencia (exposiciones, lecturas, cursos), como en un tiempo lo fueron y lo tuvieron la Biblioteca Central “Idelfonso Villarelo”, o la aún más pequeña “Elsa Hernández”?
(Continuará…)
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