Presencias, ausencias e inclemencias
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CONTRA DESHUMANIZACIÓN
Salir a marchar y a gritar. Fue aumentando el río de manifestantes. Personas matan a personas. En estadística creciente. Mujeres, adolescentes, niñas son atacadas vilmente. Y constantemente suceden asesinatos de guardias, de soldados, de alcaldes, de funcionarios de varios niveles. No se vale. Basta. “Ni una viva menos”. “Ni una muerta más”. Salieron ellas a gritar. Se recomienda a todos, claro, ser precavidos pero también subrayar el valor de denuncia y la inmediatez de arranque en investigación, con dinamismo investigador de fiscalía.
Por encima de otras intenciones, sopló el viento que protesta por una situación de creciente deshumanización. Si no está en las conciencias el límite normativo de “no matarás” toda vida, inocente o no, queda en la intemperie de la desprotección. Se habló de derechos de la mujer. Del reconocimiento y respeto de todos sus derechos. Del cono sur vino la corriente que, en esa totalidad, quiso incluir, como si fuera derecho de mujer entre otros, poder matar a la niña no deseada y aun no nacida, como un derecho de mujer. Esto hizo que muchas no participaran y que muchas participantes señalaran también, como deshumanización, el asesinato de esas pequeñas inocentes e indefensas.
DESMUJERIZACIÓN
Al día siguiente de la presencia multitudinaria de mujeres en las calles, se da la ausencia de ellas voluntaria y acordada. Que se note. Que se sienta lo que significa no contar con la presencia y la actividad femenina en centros de trabajo y de compraventa, en calles y plazas, en oficinas de instituciones. Y bueno, unas sí y otras no, hicieron pausa o siguieron como siempre. Quedó la consecuencia de lo perdido, de lo no ganado, de lo que quedó a medias, como un mensaje que indica el valor que tiene la vida presente y actuante de la mujer, cada día, en todos los ambientes. Afortunadamente el ambiente familiar fue el que tuvo la oportunidad de una comunicación más afectuosa porque ahí fue un día “con” mujeres.
TRIPLE ACOMETIDA
Económica, sanitaria y política. Baja el petróleo y sube el dólar. Se tambalean las bolsas y el crecimiento es escaso. Sobrevienen desajustes y desequilibrios con necesidad de decisiones de emergencia, activando las defensas y despertando las reservas.
Y, en el área de salud, sigue tocando puertas el CO(bra)VID(as)19, portando su corona virulenta. El dedo puede tapar el sol todavía. Los brotes han sido esporádicos, dispersos e individuales. Los pronósticos de contagio parecen un plano regulador todavía casi vacío. Va paseando la etapa de amarillismos estridentes de intimidación. Con precauciones elementales y nuevos hábitos se aceptará lo inevitable y se podrá contener lo inminente.
Las repercusiones políticas es la tercera acometida. No faltan las voces apocalípticas que llaman a todos los fantasmas con que acostumbran asustarse y asustar. Los arúspices de calamidades se apresuran a pronosticar naufragios y derrumbes. Se frotan las manos los llamados encuestadores, que viven de muestreos telefónicos, muchas veces selectivos, para poner nubarrones en el horizonte.
La aporreada esperanza sigue sacudiéndose el polvo de todas las revolcadas y desenmascara las mezquindades y las trastiendas. En la navegación de las comunidades humanas se dan las marejadas tormentosas que ponen a prueba no solo a la tripulación sino también a los pasajeros que aprenden a no marearse y a mantener el equilibrio.
Con presencias y ausencias se van afrontando las inclemencias, consultando brújula y conservando rumbo, en medio de ronda de tiburones voraces y cantos de sirenas seductores...