Primero los pobres
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¿Qué hacer con los pobres si somos legión, somos muchos? No lo sé la verdad. Mis rudimentarios conocimientos de finanzas y economía, se reducen dramáticamente a dos o tres cosas, entre ellas, claro, vigilar que los recibos pendientes de pago no se apilen hasta ser impagables. No siempre lo logro en honor a la verdad. Pero soy de los pobres menos pobres, seamos francos. Pero hay una gran masa de pobres a los cuales y aún, se les estratifica en: extrema pobreza, precarios y un largo etcétera, términos en los cuales nos sujetan o clasifican los magos de las finanzas. Enrique Peña Nieto dejó más de 56 millones de pobres. Pero vaya, estamos inmersos en una economía salvaje, liberal, qué le vamos hacer. Y así vamos a seguir. Prefiero esto, que el seguir los pasos de los hermanos venezolanos, ya destruidos por las políticas nacionalistas y dictatoriales de Hugo Chávez primero y luego Nicolás Maduro. Hoy vaya usted a saber qué pase.
Pero volvamos al punto, somos pobres. Bueno, lo soy. Moderado, pero soy pobre. En 18 años en campaña Andrés Manuel López Obrador no dejó de decirlo: “por el bien del País, por el bien de México, primero los pobres”. Estoy de acuerdo. ¿Pero cómo salir de este hoyo gigantesco en el cual estamos hundidos? ¿Cuál fue la combinación para que murieran más de 140 personas en Hidalgo, llenando botellas y envases de refresco con gasolina de un ducto? Ignorancia más pobreza. Alguna vez ya lo cité, pero hoy me apoyo absolutamente en él. En este texto (y uno más siguiente) citaré en varias ocasiones para tejer debidamente esta columna, la alta filosofía no de un economista, no de un alto funcionario del FMI, no al secretario de Economía, no; citaré al divino y libertino Marqués de Sade con su opúsculo “La Filosofía en el Tocador”. Sin duda, uno de los hombres más sabios de su tiempo (Siglos 18 y 19) y aún, sigue siendo una aplanadora de pensamiento al día de hoy y sus aforismos, consejos y lamentaciones se siguen cumpliendo puntualmente a la fecha. Lo voy a probar. Comenzamos.
Hace algunos días y en el marco de la instalación de la nueva mesa o directiva de la Canacintra en Saltillo, hubo varios oradores: Mario Lozoya Díaz, vicepresidente de Canacintra Nacional. Jaime Guerra, secretario de Economía de Coahuila (es un decir que es secretario, poco o nada ha abonado al gobierno de Miguel Ángel Riquelme; pronto lo desplumaremos a él solamente) y claro, el “virrey” en estos lugares, la voz de AMLO aquí en el pueblo a través de su títere, Reyes Flores Hurtado, delegado personal en Coahuila para mandar un telegrama, negociar un precio de un helado o del acero; ver por los adultos mayores, otorgar becas a jóvenes, atisbar el impacto de una nevada o helada en la producción de manzana…
Esquina-bajan
No se ría lector. En verdad todas estas y cientos más son sus atribuciones. ¿Es un sabio o un “todólogo” cuando apenas ayer hacía huelgas de hambre porque no confiaba en institución alguna? En fin, es la condición humana. Le decía que en esta mesa de instalación de la Canacintra hubo peroratas. Una de ellas fue la de Reyes Flores Hurtado, quien pidió a los empresarios colaborar con el programa federal “Jóvenes Construyendo el Futuro”, a fin de atacar las causas de la inseguridad y generar empleo digno y una mejor vida para más de 2 millones 600 mil jóvenes detectados en el País sin actividad alguna: ni estudian ni trabajan. Para ello, el Gobierno federal les otorgará una beca mensual de 3 mil 600 pesos para que se capaciten y sean aprovechados sus “talentos”. Es decir, asistencialismo al estilo priista.
¿Qué dice el libertino y divino Marqués de Sade en su opúsculo, con lo cual nos ilumina el pensamiento? “En una monarquía, la riqueza del rey se cuenta según el número de sus súbditos; el aumento de población es por esta causa deseable y se fomentan los nacimientos… en una república, donde cada miembro de la raza es soberano, resulta necesario exigir una barrera contra el exceso de población, porque cuando el número de los habitantes supera los medios de subsistencia, el Estado y todos los que en él vivan, habrán de sufrir”. Tlahuelilpan, Hidalgo, reta acusador. Por lo demás, ese mismo día del evento, el secretario de Economía estatal, Guerra, dijo: “queremos darle trabajo a los jóvenes, no subsidio”. En parte tiene razón.
Es decir, esta región de Coahuila, la sureste (el eje Ramos Arizpe-Saltillo-Arteaga) ya no debe crecer. Lo que se necesita es ordenar lo ya existente, ver los recursos a futuro y sí, dotar a la población con eso llamado “calidad de vida”. Ramiro Peña de la Asociación de Administradores de Recursos Humanos Coahuila Sureste, ha dicho que se estima hay un déficit de 16 mil trabajadores en la Región, y donde más se necesitan estos trabajadores es a nivel operativo en las empresas de transformación. Es decir, obreros solamente. Y estos obreros ganan poco para vivir aquí en el norte, pero son ricos y millonarios, comparados sus salarios y vida, con la que llevan en los estados del sur. Pero, son muy diferentes culturalmente a un estándar de vida con nosotros. Y esto es un grave problema sobre todo en Ramos Arizpe, feudo del atildado y ejecutivo alcalde de allí, José María Morales, “Chema Morales”, donde la población flotante le gana a los nativos. De hecho, los asesinos de la niña María Yesenia (un feminicidio que no sólo enlutó a esa familia, sino a todo Coahuila) no eran de Ramos. Así las cosas.
Letras minúsculas
¿Qué hacer con los pobres? Pues según AMLO, dar dinero, becas, asistencia, dádivas… lo cual va a redundar en beneficios electorales a él y Morena.