¿Qué creer? ¿En quién creer?
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La épica y anticipada batalla que se libró este fin de semana encendió las redes sociales y dio pie a toda suerte de especulaciones y descabelladas elucubraciones.
¡Qué bueno fuera que me estuviese refiriendo al reciente episodio del “Gay Mostrón”, serie estrella del canal HEB!
Hemos de remitirnos, en cambio y por desgracia, a los sangrientos acontecimientos acaecidos en esta capital, de los que se reporta el deceso de nueve presuntos delincuentes y varios elementos policiacos heridos.
Y digo por desgracia porque la producción televisiva al menos es resultado de una mesa de bien pagados y experimentados guionistas, cuya materia prima son los gruesos volúmenes a los que el escritor George R.R. Martin ha consagrado gran parte de su vida.
Muy al contrario, la escaramuza con plomo que despertó el estrés postraumático de esta ciudad parece haber sido escrita con las patas por un equipo de monos capuchinos no muy brillantes ni escrupulosos con eso de la coherencia, el contexto y, sobre todo, la verosimilitud.
Como ya es costumbre, nos enteramos de los hechos primero gracias a las redes sociales y ya luego, a través de los medios de comunicación, la autoridad intentó embutirnos su propia versión de dichos acontecimientos.
Incluso, si nos apegamos a los boletines oficiales, ¿qué tan confiable puede ser la autoridad de un Estado que miente reiteradamente para encubrir sus propias trapacerías y cuyo aparato de justicia dejó de perseguir y castigar el delito si es que alguna vez fue tal su razón de existir?
Dada la democrática pluralidad de opiniones propia de nuestra era -misma pluralidad que reduce todas estas opiniones a cíber basura-, en vez de agregar más especulación en torno a estos hechos, formulemos mejor algunas preguntas que podríamos juzgar pertinentes.
Lo primero que me llama la atención en la narrativa policial de este sanguinario episodio es su primer acto tan endeble, casi casi de: “íbamos un día pasando por ahí cuando…”.
Los reportes establecen que elementos del Grupo de Reacción Sureste -municipales hasta donde entiendo- realizaban un recorrido de vigilancia y en cierto momento detuvieron o intentaron detener un vehículo que les resultó “sospechoso”, cuyos tripulantes abrieron fuego contra los uniformados.
No sé. Algo no me termina de hacer “clic”. Dudo si es el hecho de que los elementos del GRS hicieran un recorrido y se toparan precisamente con una peligrosa célula de traficantes o que estos, en vez de disimular en presencia del patrullaje, viajasen blandiendo sus armas o, como señalan otras versiones, respondieran directamente con una agresión.
Tampoco me queda del todo claro qué hace el GRS en las calles. Es decir, el Grupo de Respuesta… ¿está para dar respuesta en caso de eventualidades o para hacer investigaciones por su cuenta? ¿Tiene la facultad de patrullar las calles haciendo pesquisas y puede detener vehículos a discreción?
¿Pueden detenerlo a usted si les parece sospechoso por cualquier razón que ellos estimen válida?
Quizás mis empachos y mis reservas le parezcan meras necedades, pero es por estas minucias que luego un juez pone en libertad a un delincuente, ya que su detención es siempre arbitraria o parte de un operativo poco claro o inexplicable. Nunca la detención de los criminales responde a una investigación dentro del marco de la legalidad.
Pero continuemos:
El intercambio de fuego se convirtió en persecución y luego en el sitio a una casa en donde perdieron la vida nueve presuntos delincuentes: Seis al interior de un domicilio y tres más en la calle que alcanzaron sin embargo a cerrar a la vialidad.
Por último, varias notas aseguran que estos hechos estarían relacionados con el homicidio de una jovencita cuyo cadáver fue encontrado un día antes, con huellas de ejecución y un mensaje entre bandas delictivas.
Las notas afirman la existencia de esta conexión, sin embargo no explican de qué manera o cómo se da este vínculo o qué significa.
Tampoco el video en el perfil de Facebook de la Fiscalía General del Estado de Coahuila -la que por cierto nos invita a no andar de exagerados “sobredimensionando” estos hechos-, y en el que se turnan la palabra el mismo Fiscal y hasta el Secretario de Gobierno, nos puede aclarar la naturaleza de estos acontecimientos y sólo entra en contradicción con otras versiones antes reportadas.
Como ya le dije, la historia está muy mal concebida, mal construida y peor contada. Se intuye la urgencia de nuestra autoridad de que les creamos algo, aunque tampoco estoy muy seguro de qué es lo que quieren que les creamos.