¿Qué está pasando en San Lázaro?
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Esta semana todos los titulares de los principales medios de comunicación y plataformas digitales han hablado del conflicto por la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. En pocas palabras, no se deciden quién será el nuevo presidente o presidenta.*
Me gustaría dedicar las siguientes líneas para discutir la importancia de este hecho en la democracia en México, es decir, lo que realmente significa lo que está pasando para nuestro sistema político.
Hagamos un breve recuento de los hechos: el 8 de agosto Dolores Padierna, legisladora de Morena y vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados (con gran historia en la izquierda de México, en especial en el PRD) sugirió un cambio a la Ley Orgánica del Congreso de la Unión (las reglas de cómo se organizan la Cámara de Diputados y la de Senadores) para que Morena repitiera la Presidencia de la Cámara, puesto que son más del 50 por ciento. Esto pasó, Porfirio Muñoz Ledo (legislador de Morena y también con larga historia en la izquierda en México) fue reelecto el 30 de agosto.
El 4 de septiembre, Muñoz Ledo renunció (después de presiones políticas) a la Presidencia de la Mesa de Directiva de la Cámara de Diputados para dejar espacio al diálogo. Ante este hecho, Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena, dijo que “vamos a cumplir los compromisos que tenemos y vamos a evaluar las propuestas que haga el partido Acción Nacional para la presidencia de la Mesa Directiva. (…)”. Señor diputado, no se trata de respetar compromisos, se trata de respetar la Ley.
Sin embargo, el 5 de septiembre se aprobó en la Cámara Baja (y se envió al Senado) una reforma a la Ley Orgánica para que en la próxima Legislatura (2021-2024) presida la Mesa Directiva por año y medio (la mitad de la legislatura) el partido que obtenga más del 50 por ciento de las curules.
Para entender esto mejor, vale la pena un poco de historia; la Ley Orgánica del Congreso de la Unión se reformó en 1997, la primera vez que el PRI perdió la mayoría en el Congreso. Entonces, el presidente del PRD (Andrés Manuel López Obrador) y el presidente del PAN (Felipe Calderón Hinojosa) se pusieron de acuerdo para que a través de Porfirio Muñoz Ledo (el que acaba de renunciar a la presidencia de la Cámara) pasaran una reforma para que hubiera cambio cada periodo legislativo, correspondiendo a un partido diferente.
Entonces, más despacio, el hoy presidente López Obrador se puso de acuerdo con su archienemigo el expresidente Calderón para que se turnara (lo que es una excelente idea para equilibrar poderes políticos y fortalecer a la oposición) la Mesa Directiva con los tres partidos mayoritarios (en los 3 años que dura cada Legislatura). En resumen, se dio un gran paso en la consolidación de la democracia porque permitía darle voz a los reclamos sociales y políticos de todas las corrientes.
Y ahora qué está pasando, palabras más, palabras menos: Morena está deshaciendo lo que se había avanzado en la democracia en México, obstaculizando el equilibrio de poderes, pero sobre todo el reconocer a la oposición y darle voz y voto, elemento esencial en cualquier democracia.
Señores y señoras legisladores de Morena, por favor, hagamos leyes con visión de País, hagamos país, construyamos el México que merecemos. No estamos para favoritismos partidistas.
*Al momento de escribir esta columna aún no había presidente o presidenta de la Mesa Directiva en San Lázaro.
@garciacecy_
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