Que no vuelva a ocurrir: el reto ante excesos policiales
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Ninguna indemnización ni acción remedial compensa la muerte de un ser humano. La pérdida que sufrió la familia de Marco Tulio es irreparable
El gobernador del estado, Miguel Ángel Riquelme, se comprometió ayer a que en el caso de Marco Tulio, el migrante asesinado por un integrante de la policía investigadora, habrá “justicia y reparación del daño”. Adicionalmente, aseguró, que el Gobierno de Coahuila trabaja para que hechos como éste no vuelvan a registrarse.
Comprometerse a garantizar justicia y reparación del daño no constituye esencialmente ningún pronunciamiento relevante, pues eso es justamente lo que están obligadas a hacer las autoridades de cualquier estado democrático frente a un hecho delictivo: impartir justicia y, como parte de ésta, garantizar la reparación de los daños en la medida en que ello sea posible.
En el caso que nos ocupa es necesario puntualizar que la Fiscalía General de Coahuila ha admitido, sin ambigüedades, que lo ocurrido la semana anterior fue un homicidio derivado del uso excesivo de la fuerza en contra de una persona inocente.
Comprometerse de antemano, sin necesidad de una sentencia de por medio, a proveer una indemnización y acciones remediales en favor de la familia de la víctima, implica asumir plenamente la responsabilidad de lo ocurrido y eso es una decisión que debe saludarse.
Sin embargo, también es necesario señalar que ninguna indemnización ni acción remedial compensa la muerte de un ser humano. La pérdida que sufrió la familia de Marco Tulio es irreparable y tan sólo es posible aspirar a mitigar sus efectos.
Existen, sin embargo, acciones que compensan de mejor forma que otras el agravio cometido en contra de la sociedad por un representante del Estado que actuó de forma arbitraria. Una de ellas es la de diseñar y poner en práctica acciones que garanticen la no repetición de los hechos.
En efecto, dado que no es posible hacer nada para volver a la vida a Marco Tulio, ni a cualquier otra persona que pierda la vida debido a los excesos policiales, la mejor forma de compensar la pérdida es garantizando que nunca un policía trasmute en asesino.
Pero una cosa es decir que “se trabaja” para que este tipo de hechos no vuelvan a registrarse y otra muy distinta que efectivamente se estén diseñando medidas idóneas para lograr tal propósito. Más aún: una cosa es establecer el compromiso y otra muy distinta cumplirlo.
Es importante que la familia de Marco Tulio sea indemnizada y reciba las compensaciones que el Estado de Coahuila sea capaz de proveerle a fin de paliar los efectos de su pérdida personal. Pero igualmente importante es asegurar que los cuerpos de seguridad estén integrados por individuos que realmente cuenten con capacitación y entrenamiento en el respeto de los derechos humanos.
Valdrá la pena en ese sentido que se establezcan compromisos puntuales –susceptibles de ser verificados de forma independiente– encaminados al cumplimiento de este ofrecimiento, que es el verdadero gran desafío en materia de erradicación de excesos policiales.