¿Quién asesora al Presidente? Da la impresión de que no hace caso o escucha a nadie. ¿Tiene mano derecha... o izquierda?
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Por varios años me estuve resistiendo a creer que la serie de televisión “Game of Thrones” era tan buena como los rumores y muchos conocidos indicaban. Tal vez no quería correr el riesgo de que tuvieran razón y acabara enganchado a ver los más de 70 episodios (en ocho temporadas) que tiene la serie. Bueno, finalmente caí y la serie no decepciona, sino al contrario, especialmente para el género de ficción al que no soy muy afín. Con todo y la fantasía de la historia y la particularidad de los personajes y regiones donde se desarrolla la historia, me topé con un par de detalles que me pusieron a pensar sobre la realidad de nuestro mundo fuera de la pantalla (que a veces supera cualquier ficción).
El primero, y no necesariamente sobre el cual quiero profundizar, es que en uno de los capítulos hay un personaje importante que, ante incidentes de violencia e inseguridad en la ciudad, va a informar al rey que las fuerzas de seguridad fueron a arreglar el problema arrestando, juzgando y sentenciando (en el mismo evento) a “los criminales conocidos” sugiriendo que el problema se había resuelto ya que no había criminales no conocidos. Es decir, el tema de la criminalidad era un asunto de falta de voluntad y de que la autoridad dejara a los maleantes hacer y deshacer a su antojo. Muy similar a lo que vemos no solo en México sino en muchos países. Todo mundo sabe quiénes son, dónde están y a qué se dedican muchos de los maleantes (o corruptos) que generan problemas de inseguridad y violencia (desde los más simples hasta los grandes cárteles), son los criminales conocidos, pero no hay autoridad con la voluntad de dar la orden de arrestarlos, suponiendo que no estén operando de común acuerdo en algunos de los casos.
Sin embargo, lo que me tiene pensando más en serio sobre algo que hace falta en México es la existencia de un personaje denominado “la mano del rey” o “la mano de la reina” (the King’s Hand). Según mi simple investigación, el término no existe como tal ni ha existido en las monarquías y es enteramente un título inventado por el creador de la novela “Canción de Hielo y Fuego” (A Song of Ice and Fire) del escritor norteamericano George R. R. Martin, en la que la serie de televisión se basó. El “Hand” es el principal asesor y confidente del rey o reina en cuestión y tiene mucha influencia en el actuar del monarca. Hay que tomar en cuenta que hay monarcas menores de edad, pero incluso los mayores nombran a su “Hand” y son estos personajes quienes influyen en eventos importantes para el reino, en ocasiones dominando la agenda y con más poder que el mismo monarca. Generalmente la reina o el rey nombrarán a su “Hand” por tenerle confianza, por ser familiar o amigo, por ser muy inteligente, por ser muy valiente o por varios o todos de los motivos anteriores. Así, el “Hand” es consultado sobre cosas simples o muy complejas, generalmente a un lado del rey o la reina, y siempre atento a evitar que su jefe cometa errores o se vea mal.
Y aquí es muy sencillo preguntarse quiénes han sido verdaderamente el “Hand” de los presidentes en México. La figura pudiera ser lo que en Estados Unidos se conoce como “Chief of Staff” o en México un Jefe de Gabinete o Jefe de la Oficina de la Presidencia. En México me parece que no siempre ha existido esa figura o título formal, o tal vez dichos personajes no han sido tan memorables o influyentes y por eso no parecen haber existido. Recuerdo en la época de Salinas de Gortari al francés naturalizado mexicano, Joseph Marie Córdoba Montoya, quien era respetado y hasta temido y que bien pudo haber sido personaje –en ese puesto– en la serie “Game of Thrones”. Y en la actualidad está Alfonso Romo, quien se supone sería la mano (the Hand) derecha del presidente López Obrador. Sin embargo, parece que el señor Romo no ha podido, no ha querido o no lo han dejado influir en su jefe. No es claro que su opinión y consejo siga siendo solicitado o escuchado. Da la impresión de que lo que parecía una fórmula ideal de consejero de cabecera y monarca (Presidente) simplemente no funcionó. Y ese no es el problema, sino que no es claro si hay alguien a quien el presidente esté escuchando y con quien esté rebotando las decisiones (u ocurrencias). Sabemos que muchos le aplauden con dos manos; pero no parece haber quien le hable al oído y a quien él quiera escuchar. Es como si el consejo de otros estuviera vetado. ¿Tenemos un rey sin mano(s)?