¿Quieres más productividad? Apuéstale a la felicidad
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Papá fue un hombre sabio. Un domingo cuando nos visitó, me encontró trabajando, de mal humor y negada a convivir. Recuerdo que me dijo: “El trabajo no se acaba; la vida sí”.
Molesta le dije que trabajaba en casa porque nunca alcanzaba a terminar en la oficina. “¿Qué harías tú, sabiondo?”, le inquirí. Papá respondió: “Primero soy yo, después yo y al último yo”. Qué razón tenía mi padre.
Primero yo, después yo y al último yo. Parece egoísmo absoluto; pero si analizamos la frase y la ponemos en práctica desde la filosofía Ganar-Ganar, obtendremos beneficios en cualquier sociedad: pareja, familia, trabajo, amistad, etcétera.
Posibilitar y exigir que cada colaborador atienda primero sus necesidades personales propicia la productividad en la empresa. Paradójico, pero cierto. Cuando queremos resolver el trabajo hasta verle el fin, nunca lo vemos. El fin más bien llega a nuestra energía, atrofiando habilidades y capacidades laborales, salud –física y emocional– y relaciones personales.
¿Cuántas veces nos acostumbramos a llegar a la oficina, volver a casa y dormir, sin darnos cuenta de que esa rutina aniquilante merma poco a poco nuestro rendimiento?
Te invito a que revises con tus colaboradores cuáles eran sus sueños antes de emplearse; seguramente se darán cuenta de que no estudiaron para ser máquinas. Pregúntales también qué es lo que aman hacer, qué los motiva.
Además, propicia y permite que los miembros de tu equipo salgan a tiempo, sin llevar trabajo a casa para chambear durante noches o fines de semana. Así, realmente descansarán, tendrán oportunidad de hacer actividades que les apasionan y revitalizan, y las horas que empleen en la oficina serán cien por ciento productivas.
Salir a tiempo se traduce en:
- Buenas relaciones familiares
- Mejor vida social
Por ende:
- Mayor rendimiento y productividad laboral
Un colaborador que hace lo que le gusta –tanto en su vida personal, como profesional– se encuentra en un estado de bienestar, lo que muchos llaman felicidad. Eso genera mayor concentración, disposición y gusto por trabajar en equipos de alto desempeño, y, finalmente, rentabilidad para la empresa.
Además de salir a tiempo:
- Pide que revisen correos antes de iniciar la jornada laboral, para evitar distracciones.
- Concede descansos de 20 minutos por cada 90 de trabajo. Respeta su capacidad de atención.
- En la medida de lo posible, promueve que pasen tiempo en la naturaleza; se reactivarán mentalmente.
- Accede a que se muevan de lugar dentro o fuera de la oficina y resuelvan cada tarea en un lugar diferente.
Las empresas más rentables ya entendieron que el capital humano es lo más importante. El desarrollo intelectual, profesional y humano de cada colaborador, es tarea permanente de todos y responde a la cultura de aprendizaje y mejora continua.
Somos Dominio Comunicación, Comunicación efectiva para tu vida personal y profesional. (55) 2212 7220.