‘Rambo: Last Blood’
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A mediados de los años 80, justo en el mejor momento como estrella hollywoodense gracias a la saga de películas de “Rocky”, Sylvester Stallone filmó en México la secuela de otro de sus héroes cinematográficos: “Rambo”.
Aunque fue filmada en locaciones naturales de Acapulco y Teconoapa, Guerrero, irónicamente la trama de “Rambo II: La Misión”, dirigida por George P. Cosmatos, no se desarrollaba en nuestro país, sino en Vietnam, hasta donde el veterano de guerra es enviado por el gobierno reaganiano del momento para rescatar con todas las municiones posibles a los prisioneros de guerra aun cautivos en aquel país asiático.
Siendo el mejor exponente de la propaganda bélica hollywoodense de la política de un presidente como Ronald Reagan primero y George Bush después, Rambo regresó en una tercera aventura en el contexto todavía de una guerra fría contra la entonces Unión Sovíética en “Rambo III” (Peter Macdonald, 1988), con el pretexto de rescatar a su mentor en la milicia de las garras de las fuerzas soviéticas que invadían Afganistán, teniendo una cuarta entrega veinte años después, dirigida por el mismo Stallone ya con Obama como presidente, y quizás por lo mismo a través de una historia que no se comprometía políticamente con ninguna nación incómoda al rescatar ahora a un grupo de voluntarios cristianos trabajando en un país convulsionado por una guerra civil como Tailandia.
Con “Rambo: Last Blood”, la más reciente y esperamos que como su título lo sugiere in inglés sea también la última película de la serie, no sólo no se cumple el dicho aquel de que “no hay quinto malo”, sino que Stallone se gana a pulso el título de “persona non grata” en nuestro país, ya que no es gratuito que ahora sí una historia que se desarrolla en México los productores decidieron mejor filmar en su defecto en Estados Unidos, España y Bulgaria ya que el guion en el que también colaboró como de costumbre Stallone, aunque ahora no dirigió la película, pareciera que se lo estuvo dictando el mismísimo Donald Trump por representarnos a los mexicanos como los violadores y criminales a los que el mandatario norteamericano estigmatizó desde que inició su campaña a la presidencia.
Así, traicionando en su totalidad la esencia original del veterano de guerra decepcionado de su país, aquí ahora sí que un decadente John Rambo se lanza a México para rescatar torpemente a una joven mexicana que dizque considera su hija tras haber sido secuestrada, marcada y vapuleada en general por un cartel liderado, entre otros, por un muy sobreactuado buen actor español como Oscar Jaenada (nada que ver con “Cantinflas” o su Luisito Rey de “Luis Miguel”) teniendo entre otras “curiosidades” a un actor con la voz del mexicano Joaquín Cosío que no por nada decidió al leer el guion que no quería verse inmiscuido como actor en esta aberración o a una Paz Vega haciendo de una periodista independiente con una vocación por su oficio que haría vomitar a la mismísima Lydia Cacho. Evítela como la plaga.
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo