Recuerdan a Magaly Sánchez Cuellar, la poeta de espíritu férreo
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El pasado 10 de octubre murió a los 83 años. La escritora de distintos géneros fue recordada por sus amigos en este artículo, quienes consideran que no recibió en vida el reconocimiento que merecía
Magaly Sánchez Cuellar fue bautizada por Rodolfo Garza como la “Pita Amor de Saltillo”. Si bien su poesía no tiene relación con la de la autora capitalina, su estilo para vestir y porte sí tenían cualidades similares, con una presencia imponente y personalidad fuerte.
Esto se reflejó en todos los aspectos de su vida, no solo en su trato con allegados y desconocidos, sino también en su arte y en sus creencias y así es como Rodolfo Garza, Glora Tobón, Efraín Domínguez y Javier Treviño Castro la recuerdan.
“Tenía un carácter muy fuerte”, recordó Rodolfo, “que creo que eso le sirvió a Magaly para hacerse una mujer, porque ella era muy independiente, desde chiquita se le rebelaba a su papá, porque él era bastante dominante”.
La también activista nació el 24 de octubre de 1936 en Saltillo, Coahuila, y desde joven la literatura la llamó en su camino. Estudió una licenciatura en lengua y literatura españolas y desarrolló obra en géneros tan diversos como la poesía, la narrativa, el ensayo y la crónica.
Como alumna de Efraín Domínguez en la Normal Superior, su relación con este músico y gestor cultural fue décadas, y él vio nacer su amor por las letras.
“Fue una alumna muy destacada y enamorada completamente de la cultura”, comentó Domínguez, “inmediatamente tuvo un interés muy especial. Yo, por ejemplo en mi clase, que era de educación artística y cultura general, veíamos obras en italiano y en latín”.
“Vimos la primera ópera escrita, que fue Orfeo de Claudio Monteverdi, la vimos desglosada totalmente y yo me acuerdo que ella se fascinó inmediatamente. Había ya una tendencia absoluta a la cultura y se destacaba de los demás alumnos precisamente por eso”.
El pianista recordó también con cariño los debates sobre el lenguaje que ambos sostuvieron y la manera en que ella mantenía su pie en tales encuentros, así como su interés por indagar más sobre aquello que algún momento escapara a su conocimiento o comprensión.
Treviño Castro, por su parte, mencionó que a ella la conoció en un encuentro de literatura en Monterrey.
“Varias cosas me llamaron la atención de inmediato: su garbo, su personalidad, la pasión con la que hablaba, su inteligencia, su divismo. Pero debo aclarar que Magaly llevaba ese divismo con una elegancia y una dignidad que jamás había visto en otras mujeres”, dijo el escritor.
Este aspecto también fue señalado por los demás, quienes recalcaron que a pesar de su manera vistosa de vestir nunca llegó al grado del ridículo, pues con todo tenía buen gusto.
El también dramaturgo describió a Magaly “Como una amazona, definitivamente, pero como una amazona que no odiaba a los hombres. Le importaban más las ideas que los géneros. Con ella se podía debatir en torno de todo, y cuando desconocía algo, preguntaba con mucha curiosidad acerca de ello, y después buscaba información por su cuenta. La describiría también como una excelente conversadora, una gran lectora y una mujer con un gran sentido del humor”.
Magaly fue autora de libros como “Canto”, “Hábitat”, “Alas abajo” y “Leyendas de México”, además de que apareció en las antologías Poetas y Narradores de la Frontera y Poesía del norte de México.
Su obra poética, en palabras de Treviño Castro, fue “desde la amorosa hasta la que podría denominarse ‘social’, pasando por una que me parece la más interesante: aquella que se pregunta por el sentido de la vida. Varias veces me leyó en voz alta algunos de sus poemas. Siempre he sentido que es un privilegio que un amigo te lea sus versos, sus escritos. Ahora sé que con Magaly lo fue en grado sumo”.
Su faceta como activista impulsó un movimiento feminista en la ciudad entre los 80 y 90, en el que participó Gloria Tobón, quien contó que tuvo ocasión de conocerla cuando regresó a Saltillo, luego de vivir fuera por un tiempo hasta su divorcio.
“Hace unos dos o tres años se fue a vivir a Río Bravo, porque ahí viven unos de sus hijos. Ella dijo que en sus últimos años quería estar cerca de ellos”, mencionó, “vino a visitarnos hace dos meses, más o menos, y aquí y en la madrugada se sintió mal, la llevaron en ambulancia al Muguerza y lo cierto es que la altura de Saltillo ya no le caía bien, fumaba mucho”.
Esta fue la última ocasión que la escritora visitó la ciudad. A su regreso a Tamaulipas fue diagnosticada con cáncer y decidió no recibir tratamiento, por lo que, consideraron sus amigos, se fue con la misma fuerza de carácter con la siempre vivió.
Oremus (extracto)
Protesto
Protesto por todo lo protestable
Por cuando dello al aire circula
Y por cuanto malicioso oculta
Protesto desde el campo de reserva
Cementerio de tercos visionarios
Risco alcanzado a trancos de llanto involuntario
Sólo a pena sobre ganado
Entre aniquilación y desencanto
Protesto
Protesto bajo la ya única sombra en el encandilar
[sombrío
Si al cobijo de nombre en índex
El eco desterrado atorrante de sus voces
Haciendo ecos en la mía exiliada
Protesto sin temor a dios alguno
Ni de los destronados que marchar obstruyen
El ejemplo de las aves
Ni signos del callado fuego
Magaly Sánchez Cuellar