Recuperar equilibrios
COMPARTIR
TEMAS
Las ondas gravitacionales hacen que la materia tenga peso.
Experimentamos los desplomes, las caídas, de todo lo que tiende a estar lo más cerca posible del centro de la tierra. Todo lo construido se está progresivamente cayendo. Las civilizaciones antiguas se cayeron hasta convertirse en ruinas y sigue su hundimiento bajo tierra. El puente de Génova, recientemente vencido por su propia estructura y el paso de tantos vehículos en tantos años, recuerda la necesidad de revisión constante de apoyos y resistencias para impedir derrumbes.
El equilibrio es ese mantenimiento de la estabilidad ante el riesgo de hundimiento y ruina. Lo ejemplifica bien el payaso que danza, salta y gira sobre la cuerda floja mientras su cuerpo se balancea con movimientos de piernas y brazos evitando la caída. Cualquier albañil usa la plomada para colocar bien los ladrillos en impecable verticalidad. Si se logra el equilibrio el muro retardará su abatimiento.
Los desequilibrios se han multiplicado en los sistemas ecológicos, y las consecuencias resultan catastróficas. Sucede lo mismo con los descuidados equilibrios sociales que hacen posible la subsistencia sostenible de todos los seres humanos. La concentración de satisfactores sólo en minorías causa la falta de acceso a los bienes básicos de los que son más.
Una civilización que no es biocentrada se vuelve peligrosa para muchas vidas. El planeta desequilibrado se recalienta y derrite los hielos de sus polos para aumentar niveles oceánicos y amenazar litorales. Se lesionan los “derechos” de la tierra y hay transgresiones repetidas contra las leyes naturales.
Una utilización desbocada de la química en alimentos que nutren envenenando y en medicamentos que curan dañando multiplica diabetes, obesidad y cáncer en las sociedades más desarrolladas y en las dependientes.
Mentir, robar, matar, fornicar son verbos que conjuga una sociedad que subraya el poder, el tener y el placer desequilibrando su convivencia y generando desconfianza e inseguridad. El equilibrio ético en personas y familias, en instituciones y en autoridades humaniza los ambientes.
Las verdades reveladas de la fe descubren la fuente de equilibrio en la conducta diaria y abren los caminos del diálogo, de la reconciliación, de la solidaridad, del respeto y el amor recíproco de benevolencia, fundado en la comunicación de bienes. Ese equilibrio interior, familiar y comunitario suprime mucho dolor evitable y despierta la conciencia de saberse todos habitantes de una casa que hay que cuidar. Las virtudes domésticas y ciudadanas cancelan codicias y odios y se multiplican las obras de servicio desinteresado en la esperanza de bienes eternos...