‘Rules for Radicals’
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Miguel Treviño me agradeció le recomendara “Rules for Radicals” de Saúl Alinsky. Le sirvió en sus afanes comunitarios. Tenía yo dos décadas de admirar al gran activista y autor que dejó su marca empoderando barrios pobres en la ciudad de Chicago. Sus lecciones estuvieron presentes en mis batallas por la democracia.
Alinsky tiene otros dos seguidores de mucho más relevancia y peso político. Barack Obama y la Sra. Hillary Clinton reconocen a Alinsky, de origen judío, como un gran influencia en sus carreras políticas.
El libro recomienda diferenciar entre líderes y organizadores. Entender esta diferencia me sirvió para enfocar el plan de cómo sacar al PRI de los Pinos a fines de los noventas.
Conversando con Federico Arreola sobre este tema, él opinó que Andrés Manuel es primero que nada un organizador. Yo estuve de acuerdo. Para eso anduvo de gira durante años, organizando la disidencia contra el sistema PRI- PAN.
Creo que el mismo rol jugué para hacer que ganara El Bronco. No estoy
arrepentido de que el PAN y PRI salieran del Gobierno estatal, me duele que
El Bronco no supiera gobernar. Hoy Andrés pinta que será peor gobernante que El Bronco… ¡y todavía no empieza su sexenio!
Concluyo que Andrés no es un líder. La palabra “leader” en inglés quiere decir el que va adelante, el que marca un nuevo rumbo y sabe llevar a otros a un destino. Andrés hasta ahora es un organizador de la disidencia y está actuando como disruptor. Es mucho más fácil tirar un aeropuerto que construir uno desde cero.
Andrés no tiene contrapesos en su equipo o no les hace caso. Organizó la consulta para deslindarse de la responsabilidad de una decisión previamente tomada. Hoy se está escudando en una consulta que es la nada jurídica. En serio, para el derecho no existe. Por lo tanto no puede producir efectos en el mundo jurídico. No hay ley que la sustente, su decisión es arbitraria y prematura y carece de legalidad. Ya lo dijo así un juez de distrito.
Andrés ha actuado como un organizador, al estilo Alinsky, pero para ejercer un poder negativo. Bueno para hacer una disrupción pero incapaz de armar consensos constructivos. Otra gran ocurrencia es una comisión especial dedicada a conformar a los empresarios dándoles, cual polivoz, champú de cariño. ¿Qué nos está pasando Laureano?
Lo que nos está pasando, y nos mortifica como mexicanos, es que existe un disidente extremista llamado Andrés que ya se gastó su capital electoral con una consulta que no existe para el derecho. Además de mostrarse como un ignorante y poco capaz, se jacta de desafiar el orden jurídico.
Veo venir cientos de amparos en cascada. Costarán millones en copias certificadas e informes justificados. Para eso habrá que esperar a que como Presidente en funciones Andrés Alinsky decida dinamitar el aeropuerto de Texcoco en serio, poniendo su firma detrás de un decreto que conlleve a su demolición.
Estoy viendo un enredo fenomenal. Veo un gobierno cometiendo una especie de suicidio. Veo a Andrés actuando como agente del desorden. Si había transas, debió prepararse para combatir éstas con todo el peso de la Ley. Ponerse a litigar contra contratos legalmente válidos es un absurdo.
Alinsky era el tipo de alborotador que por ejemplo llenaría las mesas de Sanborn’s con pepenadores. Les pagaría un café para obligar a Slim a negociar un contrato laboral, so pena de ahuyentarle la clientela para siempre. Con ese chantaje extremo está actuando Andrés al escudarse en el pópulo para abortar Texcoco.
Falta un mes para la toma de posesión y la luna de miel entre el pueblo y el Presidente entrante se acabó antes de empezar. Ante los escenarios complicados por todos lados como el tratado, la migración, y la inseguridad, la invocación de la ocurrencia como solución manda escalofríos a cualquier mexicano pensante.
Tampoco ayuda que su gente ya celebre la aprobación que arbitrariamente la Corte otorgó a la mariguana recreativa. ¿Querrán que todos los mexicanos escapemos la realidad al igual que el mero mero?
javierlivas@prodigy.net.mx