Salas de cine en Saltillo
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A propósito de la película “Roma”, del exitoso director mexicano Alfonso Cuarón, y el tema de la vida de una familia mexicana en la época de los setenta, hoy pasamos una rápida mirada a las salas de cine en Saltillo.
El auge de la industria cinematográfica trajo a la ciudad la multiplicación de salas de proyección. Muchas generaciones de saltillenses conocieron los principales cines de Saltillo, el Palacio y el Saltillo, pero hubo otros anteriores, entre ellos el Cine Coahuila, por el rumbo del Mercado Juárez. Conocido como “el Coahuilita”, ocupaba un amplio local de Narciso Mendoza a Pérez Treviño y era muy popular por los años cuarenta. El maestro Gilberto Duque cuenta que era económico y se podía entrar con tres envolturas de Jabón Supremo o con tres cajetillas vacías de Cigarros Casino. Su especialidad eran las películas de terror y las mexicanas. Se cerró alrededor de 1955.
En la calle Juárez, entre Matamoros y Arteaga, estaba el Cine Royal y en la calle Abasolo, al sur, funcionaba el Cinelena, dos salas muy concurridas en su tiempo; aunque en sus inicios no lo fueron, con el tiempo se hicieron de corte popular y sólo exhibían películas nacionales. El Royal se derrumbó un día en la noche sin dañar a nadie, y después de muchos años de ser un terreno baldío hoy es una placita pública.
La misma familia Ochoa, que construyó el famoso Cine Palacio, abrió el Florida en la calle Álvarez, entre Acuña y Allende. Tenía una sala de gran capacidad, un enorme escenario, un gran vestíbulo y un amplio mezzanine. En la década de los sesenta exhibía películas de Hollywood. Después de funcionar como sala cinematográfica unos 20 años, lo rentó Difusión Cultural de la UAdeC y trajo grandes películas de todos los tiempos, además de ofrecer grandes espectáculos musicales, como el Ballet Folklórico de Amalia Hernández. También se presentó ahí un ballet africano cuyas bailarinas danzaban en todas partes con los pechos al aire, pero en Saltillo hubieron de cubrirlos debido a una protesta de la sociedad saltillense al respecto. El edificio permanece cerrado hoy en día.
Paradójicamente a la grandilocuencia del séptimo arte, con el tiempo las salas cinematográficas se adaptaron a las nuevas tendencias y se hicieron más pequeñas, más íntimas. A un costado del bulevar Coss estuvo el Studio 42. Fue inaugurado a fines de los setenta con la película de terror “Damián”. En su origen tenía una sola sala, convertida posteriormente en varias salas pequeñas. Después cambió su nombre al de MMCinemas, con el que trabajó algunos años y luego cerró. El hoy Río Cinemas Alameda, en la calle Victoria, nació como Multicinemas Alameda en los ochenta, y tenía dos salas que también se multiplicaron después. En esa misma década abrieron en la calle Allende norte el Cine Olympia, una gran sala que hoy exhibe películas porno, y el Cine Plaza, de una sola sala, al fondo de un pasillo con locales comerciales a los lados. El Cinema Atenea, ubicado en Xicoténcatl bajando Victoria, era de una sola sala, en cambio, el Multicinemas Gigante en el centro comercial de dicha tienda de autoservicio, tuvo varias desde su origen, alrededor de 1990, y sucumbió hace varios años, igual que el exitoso Cinemas Hoyts, en el bulevar Tamayo, inaugurado en 1993.
La proliferación de centros comerciales trajo a Saltillo las salas cinematográficas múltiples de grandes cadenas como Cinemark, Cinépolis, MMCinemas y Cinemex.
A medida que fueron cerrando las viejas y enormes salas cinematográficas de Saltillo, algunas se transformaron en templos cristianos. Un destino trágico si consideramos la diversión y el esparcimiento como el objetivo primordial del cine, pero al final matizado si recordamos que la esencia del cine es crear héroes y mitos. “Ningún arte traspasa nuestra conciencia como el cine”, dijo Ingmar Bergman.