Saltillo en el siglo pasado
COMPARTIR
TEMAS
Hace unos 100 años nuestra ciudad era un pueblo pequeño y tranquilo. Tenía alrededor de 90 mil habitantes y durante varias décadas su población mantuvo un crecimiento moderado y sostenido, pues en 1960, según el censo oficial, no llegaba a los 100 mil, cifra que a partir de esa década se incrementó notablemente para arrojar más de 161 mil habitantes en el censo oficial de 1970, una cantidad nada comparable con los más de 800 mil que probablemente alcancemos en el año 2020, tan sólo medio siglo después.
Los primeros años del Siglo 20 se vuelven caóticos cuando en 1910 estalla la revolución en el País, extendida al periodo constitucionalista y las luchas internas que siguieron por el poder político casi hasta la cuarta década; las dos guerras mundiales, en 1914 y 1941, complicaron aún más el desarrollo económico, tanto del País como de la ciudad. Saltillo era una ciudad pobre, de calles sin empedrar, era pequeña y llegaba apenas hacia el poniente a la calle de Murguía, al oriente a la calle de Abasolo y un camino que luego se convirtió en la de Urdiñola; al norte llegaba hasta la de Corona, y al sur el caserío no rebasaba el barrio del Águila de Oro y el de Santa Anita, pero a pesar de ello ya emprendía el vuelo con la instalación de industrias y comercios, y tenía resuelto el problema de la educación no sólo con escuelas primarias y secundarias, sino con instituciones educativas de nivel superior como el Ateneo Fuente, la Escuela Normal y el Instituto Madero.
En 1905 la paridad del dólar en México era de 2.38 pesos, aunque en 1915 ya se pagaba a 11.15 y una fuerte crisis económica la subió en 1916 hasta 23.83 pesos, claro, muchísimo tiempo antes de que se le suprimieran los tres ceros a nuestra moneda. La Feria de Saltillo seguía siendo una de las más famosas del País. Existía el Teatro García Carrillo, y antes de su incendio se inauguró el Teatro Obrero. La temperatura promedio en Saltillo era de 18 grados, la máxima de 34 y la mínima de uno. En 1921 el ingeniero don Emilio Arizpe fundó una fábrica de hielo, la primera de un grupo de industrias embotelladoras y de hilados y tejidos fundadas por este hombre de empresa. El mismo año empezó a trabajar, aunque por pocos años, la fundición Mazapil Copper. Había varios molinos de trigo, y alrededor de 1925 fueron pavimentadas las calles más céntricas de la ciudad. La industria de hilados creció, primero con Textiles El Carmen y luego con las fábricas Textil Saltillo y de Hilados Talamás, de don Emilio Talamás. Don Isidro López fundó su primera empresa Ilnos, de la que derivaron otras industrias –una tras otra– durante el siglo, hasta formar el Grupo Industrial Saltillo, uno de los más fuertes en la industria del norte y, al decir de muchos, uno de los grupos mexicanos más globalizados, con plantas en varias ciudades del mundo.
En los años sesenta y setenta se bailaba rock en las fiestas y luego también el twist. Los bailes de graduación del Ateneo se hacían en las terrazas del edificio. Se paseaba los domingos en la calle de Victoria y en la Alameda. Se disfrutaba el séptimo arte en el Cine Palacio, el Saltillo y el Florida. Había corridas de toros en la Plaza Armillita y en la plaza de Armas serenatas los jueves, la fiesta del Grito el 15 de septiembre y la del Santo Cristo el 6 de agosto. La ropa se compraba en Las Tres BBB y la Casa Laredo; los zapatos en la Zapatería Flores y la Francis; los libros y cuadernos en la Librería Martínez; los botones y los hilos en La Esmeralda; los alimentos en la Casa Chapa y las tiendas de barrio; los juguetes y cosas de ferretería en la Sieber, materiales también en la Ferretera del Norte; y daban servicio de impresión la Imprenta Mier Narro y La Perla Fronteriza.
Así era el Saltillo del Siglo 20.