Fundación UAdeC, ¿cuál es su destino?
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Es indispensable que Las actividades de una fundación como ésta generen confianza entre el público mediante la transparencia de sus recursos
Con economía y sabiduría, la voz popular aconseja con tino evitar hacer “cosas buenas que parezcan malas” y viceversa. Se trata de una advertencia puntual que pone los puntos sobre las íes con razón, pues en una sociedad en la cual abundan los motivos para la desconfianza lo aconsejable es justamente no ofrecer nuevas razones para el “sospechosismo”.
El comentario viene al caso a propósito del reporte periodístico que publicamos en esta edición, relativo a la falta de información respecto de la actividad de la Fundación UAdeC, organización civil “cuyo propósito (es) apoyar el desarrollo académico de las nuevas generaciones de alumnos y maestros de la Universidad Autónoma de Coahuila”, según reza su descripción en la página web de la misma.
Y es que a pesar de tener ya varios años operando -al menos teóricamente-, la fundación que encabeza el exgobernador Rogelio Montemayor Seguy no parece tener mucho que informar respecto de la forma en la cual cumple con el propósito que se autoimpuso.
De acuerdo con la información que se encuentra en su sitio electrónico, la Fundación no ha celebrado ningún convenio o contrato ni con particulares ni con personas morales; no cuenta con personal remunerado trabajando para ella; no ha realizado entrega de recursos públicos a ningún individuo o institución, no ha concluido la protocolización de ningún acta de sus asambleas (en caso de haberlas realizado)…
Pese a todo, tiene un domicilio establecido y, aunque paga una renta mensual superior a los 12 mil pesos y ha recibido ingresos -al menos durante el primer cuatrimestre de 2015- por casi 230 mil pesos, su presupuesto no parece tener mayores asientos contables.
Resulta obligado preguntar, ante tal realidad, ¿qué hace entonces la Fundación UAdeC? ¿Cuáles son las actividades concretas con las cuales está cumpliendo con la función para la cual fue creada?
No se trata de sembrar dudas gratuitamente, por supuesto, sino de llamar la atención en torno a un hecho puntual: a una organización como la Fundación UAdeC -y a la propia Universidad- le viene mal que resulte difícil conocer su actividad y el destino de los recursos que se le asignan o le donan quienes han egresado de la máxima casa de estudios de Coahuila.
La actividad de una fundación como ésta puede -y debe- ser un puntal relevante en el cumplimiento de los elevados propósitos que una institución pública de educación superior tiene, pero para ello resulta indispensable que su actividad cotidiana genere confianza entre el público.
Valdrá la pena en ese sentido que, tanto los responsables de la Fundación, como las autoridades universitarias, salgan a informar sobre la actividad de la organización y que la información contenida en su página web se actualice de forma que la transparencia se convierta en uno de sus signos distintivos.