Silencio
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Es una película de terror y lo que presenta es a una familia, el padre, la madre y dos hijos que se encuentran por alguna razón en una granja abandonada, lejos de cualquier vestigio de civilización.
Provocar el menor ruido haría que sobre ellos caiga una amenaza que no alcanzamos a percibir en el avance de esta película de título “Un Lugar en Silencio”, que se estrenará en abril.
Los avances muestran cómo esa familia debe permanecer en absoluto silencio, día y noche, comunicarse a señas y realizar sus actividades cotidianas para sobrevivir en ese estado.
Al observar el adelanto personalmente impacta el título: “Un Lugar en Silencio”. La película resolverá ya el porqué del nombre y ello podemos luego abordar.
Pero es ahora el título con el que me quedo, pues me llevó a una reflexión. Ver a los personajes huyendo de cualquier clase de ruido para protegerse de una amenaza, me hizo reflexionar en el silencio de nuestras sociedades hoy, también, para protegernos.
¿Ante qué nos protegemos ahora si mejor guardamos silencio?
Hace unos días murió en un accidente automovilístico un joven maestro de la Universidad Autónoma de Coahuila, cuyo paso cerró un tráiler, le hizo volcar y al instante falleció.
Hace años, durante la administración de Óscar Pimentel, una joven que llevaba a su hermano a la escuela, fue alcanzada por un tráiler. Ella murió. El entonces Alcalde tomó la decisión de que los tráileres no circularan por la ciudad en las horas pico. La inteligente decisión se revocó después en una administración municipal posterior, la de Fernando de las Fuentes.
Hoy por hoy, los niveles de velocidad con que se conduce en la ciudad son altísimos. Lo hemos repetido en muchísimas ocasiones ya: no existe conciencia vial y tampoco vigilancia para evitar los accidentes trágicos que se siguen presentando.
Muchas muertes han ocurrido en nuestra ciudad debido a la imprudencia, a la falta de pericia, a la irresponsabilidad criminal, de buen número de conductores. Participan en ello vehículos particulares, tráileres y camiones urbanos.
¿Hasta cuándo seguiremos guardando silencio? ¿Por qué la indiferencia, la apatía? ¿Qué se necesita para imprimir una mayor conciencia entre los saltillenses y quienes aquí transitan, como los tráileres del trágico accidente de esta colaboración?
El argumento fácil es que Saltillo está creciendo y con él sus problemas. Aunque en ello hubiere algo de razón, de todas maneras, ¿por qué no somos capaces de levantar la voz por la seguridad en las calles, las avenidas y las carreteras que nos conducen a Ramos Arizpe y Arteaga?
El silencio nos atrapa a todos. Pareciera que existiera una amenaza para que no levantemos la voz y exijamos que cada cual asuma su papel de ciudadano civilizado en esta horrible selva colmada de indiferencia y apatía criminal.
SALVADOR HERNÁNDEZ VÉLEZ
Del nuevo rector de la Universidad Autónoma de Coahuila, con sólida experiencia en el ámbito social y educativo, se espera una administración basada en los temas de solidaridad y en la excelencia académica.
Otro de los retos de cualquier rector es hacer sentir a la comunidad educativa como parte de un todo. Identificarse con su Alma Mater, orgulloso de sus logros, partícipe de sus avances, integrante de un grupo que anda junto el camino.
Muchos son los símbolos que como universitarios definen a los jóvenes estudiantes, a sus maestros y al personal administrativo y manual. Hacer que esos símbolos adquieran un significado especial para cada uno de quienes integran a la Universidad Autónoma de Coahuila es una tarea aún pendiente.
El momento actual es propicio y la renovación en la rectoría puede jugar un papel fundamental en ello. Una identificación que lleve a cotas de mayor solidaridad, de más alta estima de los logros de unos y otros, de una participación conjunta en pro de la misma Universidad y la sociedad a la que entrarán a servir los estudiantes, y en la que ya inciden maestros, directores y el resto del equipo.