Sobran caminos. Faltan caminantes
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El Triunfo, BCS.- Antes de la pandemia, batallaba para hallar en pleno julio y agosto una cabaña con vista y oído a la playa a precios razonables, pero ahora, aquí lo tienen, meciendo sus pensamientos en la hamaca más amniótica que existe: la del mar. Les platico: A diferencia de algunos a quienes conoce, que a la miel la vuelven hiel, él todo lo disfruta. Es que, como buen “perro café y de la calle” que es, en cualquier lado se echa; no batalla para dormir y si tiene un libro al lado, más rápido concilia el sueño; come de todo, nada le hace daño; con cualquier trapo se tapa; a la vida le pone ruedas; si una camisa le regalan, de tan bien que le queda, apenas le quita el moño se la pone y todo, todo, todo lo agradece. Es de muy bajo mantenimiento, nomás AMOR necesita porque sabe recibirlo y también darlo. Hace mucho que dejó de pedirle cosas a la vida y de esperar cosas de la gente. Sabe confiar pero de pronto no tanto; lo necesario para dibujar en su rostro las arrugas que provocan la sonrisa y no los ceños fruncidos del enojo, el enfado, el reclamo, la queja, el lamento, el desengaño y el pujido. Aprendió a estar solo, a disfrutarse y no aburrirse pues con todo se entretiene. Y cuando tiene compañía, la abraza juerte y no deja la alegría para otro día. A lo viejo lo hace nuevo y a aquello que no tiene aún la pátina del tiempo, se la pone. Es más, hasta el orden sabe hacerlo divertido y atrevido. Como es bien orientado, casi no se pierde y cuando lo hace, al recorrido lo convierte en aventura. Atesora, no guarda. Colecciona, no acumula. Cuestiona, no interroga. Recuerda, no reclama. Perdona, no redime. Se enferma, no contagia. Protege, no solapa. Descubre, no conquista. Explora, no coloniza. Platica, no proclama. Pide, no exige. Da, no regala. Apoya, no consiente. Aguanta, no tolera. Pide cuentas, no fiscaliza. Escucha, no da terapia. Y algo que destaca en importancia: Nunca -aunque se lo pidan- da consejos, porque para equivocarse, nadie necesita de su ayuda ni la de otro. Entonces, más que vivir, su vida detona en cada instante y a quienes se cruzan en su senda, les conmina a hacer lo mismo y si no lo hacen les dice: sobran caminos y faltan caminantes. CAJÓN DE SASTRE “En ésta pandemia, el Sol no se pone, detona. Three, two, one....”, cuenta regresivamente la irreverente de mi Gaby. placido.garza@gmail.com