‘Soy hija de un hombre que no está, no de alguien muerto’
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José Guadalupe ingresó a la policía de Torreón a los 18 años y una tarde de septiembre, cuando sumaba 21 años laborando en la policía, así nomás no regresó a casa
Yazmín asegura que no es hija de un hombre muerto, sino hija de un hombre que no está, y que está ausente a causa de su trabajo: su padre José Guadalupe Saldaña Valero, es un policía de Torreón que desapareció en septiembre de 2010.
José Guadalupe ingresó a la policía de Torreón a los 18 años y una tarde de septiembre, cuando sumaba 21 años laborando en la policía, así nomás no regresó a casa. Desde entonces, su familia lo busca.
“Tenía poco que lo habían ascendido a comandante. No había ni un día que faltara al trabajo. Estaba emocionado por su ascenso. Tenía 28 años de casado con mi mamá”, recuerda Yazmín.
Este próximo septiembre José Guadalupe cumplirá 9 años como desaparecido y para Yazmín, uno de los estragos más graves es el aislamiento por parte de la sociedad. “Es algo muy feo”, dice. “La sociedad te marca, juzgan sin saber”, platica.
Como hija mayor, menciona que ella tuvo que hacer denuncias, visitar lugares y donde esperaba recibir apoyo, aunque fuera del lugar donde su padre había dejado su vida, no la halló. “Vamos a tomar la denuncia, pero si no se presenta en tres días los damos de baja”, le dijeron.
Así, José Guadalupe perdió todo lo que había construido en 21 años como agente policiaco. Hasta que surgió la declaración de ausencia.
EN EL DESAMPARO
Yazmín dice que a raíz de la desaparición, cambió todo, pues su padre era el sostén económico. “No tienes a nadie que se acerque, todos se alejan”, dice. Además, era iniciar una búsqueda en semefos, en morgues.
Asegura que sobre el paradero de su padre, sólo le dicen las autoridades que siguen las investigaciones. “No nos dan explicaciones concretas, tienen denuncias y sólo eso”, comenta.
De su padre, quien desapareció a los 39 años, lo recuerda como un hombre cariñoso, responsable. “Te demostraba el hecho que valía la pena esforzarse. Estaba orgulloso de lo que hacía y cada reconocimiento lo presumía”, recuerda. Por eso en ocasiones cuando mira a los policías vestidos, se imagina que uno de ellos es su padre, que un día, como antes, simplemente iba a volver del trabajo. “Esperas que en algún momento uno de ellos sea él”, dice.