Temor al Paciente Cero
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El daño que ha causado la seductora búsqueda del ‘Paciente Cero’ en torno a las enfermedades epidémicas
En el léxico de las enfermedades infecciosas, el término ‘Paciente Cero’ suele usarse para señalar a la primera persona que muestra los síntomas de un mal.
La idea de que una epidemia se puede rastrear de reversa, hasta dar con el primer paciente de la enfermedad, como ha sido el caso del sida y de las gripes recientes, ha consumido mucho esfuerzo de parte de los investigadores médicos.
De hecho, películas como ‘Contagio’ (2011), ‘Doce Monos’ (1995) y ‘28 días después’ (2002), han venido a mostrarnos las horribles consecuencias de epidemias virales desatadas por un sólo ser humano. Como también lo fue el caso de ‘María Tifoidea’, la ‘Portadora Cero’ más famosa de la historia.
Pero eso lo veremos más adelante, ya que, si usted nos lo permite, comenzaremos con el primer individuo al que se le dio el apodo de ‘Paciente Cero’.
Se trata de Gaëtan Dugas, un asistente de vuelo canadiense que se cree fue contagiado con el virus del sida en Haití o en Europa a principios de 1970, y que luego introdujo el virus en América del Norte donde infectó a cientos de sus parejas homosexuales antes de su muerte en 1984.
No obstante, la creación del término ‘Paciente Cero’ y la designación de Dugas como ‘el caso primario’ no surgió de la comunidad médica, sino de Randy Shilts, un periodista estadounidense.
En su libro And the Band Played On (1987), Shilts documenta los primeros años del VIH/sida, tejiendo un relato que lo llevó a las comunidades homosexuales de Nueva York y San Francisco, donde se originaron los estudios sobre la diseminación de la enfermedad.
El libro de Shilts presentó a Dugas como una criatura especialmente reprobable cuyo descuido lo llevó a tener relaciones sexuales con diferentes parejas sin tomar en cuenta su precaria salud.
Shilts describe a Dugas como “un individuo rubio y guapo con acento francés” que “luego de tener relaciones sexuales contigo, encendía las luces, te mostraba las lesiones del ‘sarcoma de Kaposi’ y te decía: “Tengo el cáncer gay. ‘Voy a morir y tú también’” (los investigadores creen que Dugas era un homosexual adicto al sexo que tenía alrededor de 250 parejas por año).
Cambio de origen
Durante décadas se culpó al asistente de vuelo canadiense Gaëtan Dugas de haber propagado el VIH en Estados Unidos. Y durante décadas, Dugas fue conocido como el ‘Paciente Cero’ de la epidemia del VIH/sida.
Pero, como comprobaron los autores de un reciente artículo publicado en la revista Nature, el VIH, de hecho, llegó a Estados Unidos varios años antes de que Dugas entrara en escena.
Mediante la realización de nuevos análisis genéticos de muestras de sangre almacenadas, los investigadores determinaron que el virus probablemente llegó desde el Caribe (¿Haití?) en 1971.
Esto lleva a la conclusión de que Dugas, el hombre que había sido acusado de iniciar la crisis del VIH/sida en Estados Unidos, no fue el originador de la epidemia, sino simplemente otra víctima de una enfermedad que, hasta la fecha, ha matado más de 35 millones de personas en todo el mundo.
Por lo tanto, el relato de Randy Shilts, presentando a Dugas como ‘Paciente Cero’ debe considerarse “la invención de un periodista en busca de reconocimiento literario”. La pregunta es ¿por qué la historia del ‘Paciente Cero’ persistió por tanto tiempo, y por qué la expresión términó siendo adoptada por la comunidad científica?
El chino y la irlandesa
Antes de Dugas, la idea del ‘Paciente Cero’ ya impregnaba las historias de otros brotes epidémicos.
Por ejemplo, en 1900, funcionarios de Salud Pública de EE.UU. descubrieron el cadáver de un chino de 41 años de edad llamado Wing Chun Ging en el sótano del Hotel Globe, en San Francisco.
Ante la sospecha de peste bubónica, los funcionarios ordenaron una cuarentena inmediata de Chinatown (el sector chino de la ciudad de San Francisco).
En cuestión de un día, todas las personas blancas debieron evacuar la zona, y las autoridades de salud ordenaron una fumigación casa por casa y la vacunación de todos los residentes de Chinatown.
Otro caso con las características del ‘Paciente Cero’ se dio en Nueva York a principios del siglo XX, donde Mary Mallon, una inmigrante irlandesa, luego apodada ‘María Tifoidea’, fue puesta en cuarentena después de que funcionarios de salud pública determinaron que la irlandesa estaba propagando la enfermedad a las familias que la contrataban para trabajar como cocinera.
En fin, todos los casos mencionados tienen un denominador común: involucran a individuos negligentes, lo que lleva a pensar que la raza, la clase y la conducta descuidada de una persona, tienden a relacionarse con su propensión a padecer ciertas enfermedades.
O sea que el concepto de ‘Paciente Cero’, permite asignarle a determinada persona la culpa cuando se produce el brote de una enfermedad. Y cuando el ‘Paciente Cero’ se asocia con determinada clase, conducta, sexualidad o raza, entonces aquellos de nosotros con características diferentes a esos individuos nos sentimos tranquilos pues creemos que no estamos en riesgo de contraer la enfermedad.
Y cuanto más se aparta el ‘Paciente Cero’ de las normas establecidas, mayor es la probabilidad de señalarlo como el culpable.
El otro factor
La búsqueda del ‘Paciente Cero’ no sólo ha llevado a señalar a personas de conductas negligentes, sino que también ha llevado a lugares primitivos y aislados, como ocurrió con el primer brote de ébola, que se rastreó hasta una remota aldea africana.
Y recordemos que la retórica de 2004 en torno al virus H5N1, una cepa mortal de gripe aviar, llevó a las áreas rurales de Asia donde la gente tenía un estrecho contacto con las aves enfermas.
O recordemos el segundo brote de ébola de 2014, cuyos orígenes se fueron hasta un pueblo de África Occidental, donde la deforestación llevó a que animales salvajes infectados con el virus, tuvieran una estrecha proximidad con los seres humanos.
En fin, esos brotes se han dado en donde la vida tradicional ha chocado con la modernidad.
(Leyla Mei/ Historiadora médica/ BBCMundo)